El arquitecto y urbanista catalán Oriol Bohigas terció ayer en la polémica del plan del Cabanyal y aseguró que la prolongación de Blasco Ibáñez "es un error, por decirlo en palabras amables". Bohigas, cuyas afirmaciones no suelen dejar indiferente a nadie, calificó hace unos años como "una horterada" el proyecto estrella de Rita Barberá para conectar Blasco Ibáñez con el mar.

El arquitecto aclaró que no es "muy partidario" de la conservación, "ni siquiera de monumentos", porque "la ciudad moderna se hace destruyendo la ciudad antigua". Sin embargo, el arquitecto de la Barcelona Olímpica puntualizó que "hay límites" cuando se trata de estructuras "unitarias y significativas de un momento histórico" como el Cabanyal. La prolongación de Blasco Ibáñez, en ese sentido, "no es fundamental para modernizar la ciudad", destacó Bohigas, quien estuvo ayer por la tarde en Valencia para dar una conferencia sobre el Raval de Barcelona organizada por el Institut del Territori en el Centre Octubre. "Un buen urbanista debe saber como llevar esa avenida al mar sin destrozar el barrio", remachó.

Oriol Bohigas, que como Rita Barberá es un admirador de Haussmann -el artífice de la apertura de la grandes avenidas en el París del siglo XIX- cree que este planteamiento urbanístico de derribos masivos para regenerar los centros históricos ha dado buenos resultados. En esta línea, reivindicó la Vía Laietana y el Ensanche de Barcelona.

"Unidad casi escenográfica"

Sin embargo, no cree que el planteamiento funcionara en el Cabanyal. Este barrio "merece ser respetado no sólo por la gente que vive en el sino por la arquitectura". "El Cabanyal tiene algo que no se da en otros centros históricos y es una unidad muy especial, casi pintoresca y escenográfica".

A su juicio, el barrio de pescadores y arquitectura modernista popular sobre el que rige una orden de paralización de los derribos del Ministerio de Cultura "se puede mantener y prodigar de formas distintas manteniendo la posibilidad de modernización".

El urbanista y ex director de Urbanismo del Ayuntamiento de Valencia justificó la decisión del Ministerio de Cultura de paralizar los derribos. "Si el barrio tiene una declaración monumental [Bien de Interés Cultural] parar un derribo está bien ¿no?".

Matizó, no obstante, que "el problema no es parar los derribos sino dar soluciones". Como a cualquier urbanista y arquitecto él estaría dispuesto a hacerlo. "A los arquitectos nos gusta hacerlo todo por difícil que sea". Dicho eso expresó su convencimiento de que "en Valencia hay arquitectos capacitados para hacerlo".

Bohigas, que en 2006 recibió el Premio Nacional de Arquitectura, habló ayer en Valencia ante un nutrido aforo formado mayoritariamente de estudiantes universitarios sobre las luces y sombras del Plan de Reforma Interior (Pepri) del Raval, conocido como el barrio chino, donde el urbanista ha defendido los derribos a capa y espada. Los planes de revitalización de este multicultural y populoso barrio de Ciutat Vella se remontan al siglo XIX y al denominado Plan Cerdá que se empezó a ejecutar ya en el siglo XX. En este punto, Bohigas aseguró que "es muy interesante" ver como se ha regenerado la zona donde se han llevado a cabo los derribos y como la marginalidad se ha enquistado donde no se ha tocado nada.