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Los vecinos de la calle Escuela del Temple han denunciado la ocupación de una casa abandonada a escasos 30 metros de la sede de la delegación del Gobierno y de la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía, ubicada en la calle de Maestres. Los residentes han interpuesto hasta siete denuncias tanto en la comisaría del Cuerpo Nacional de Policía como en la Policía Local, además de requerir la presencia de los agentes en diversas ocasiones: "Hemos visto cómo desvalijaban el caserón a las cuatro de la madrugada. Actúan de noche, con linternas. No sabemos quiénes son, ni qué pretenden hacer en la casa. No están limpiando ni rehabilitando nada", aseguran los residentes en una de las denuncias.

Sin embargo, las llamadas y denuncias a la policía para alertar de lo ocurrido han sido infructuosas ya que "según nos explican los propios agentes ellos solo pueden intervenir por orden de un juez. Y para eso debe haber una denuncia del propietario de la vivienda. No sirve la de cualquier vecino. Esta casa está desocupada desde hace muchísimos años. A saber quien es el dueño".

Los vecinos de la calle Escuelas del Temple piden, al menos, que los agentes "identifiquen a las personas que han ocupado la casa" y que "controlen la calle porque es muy estrecha, está muy desangelada y no tiene salida".

Un candado en la puerta

Y es que los residentes están "siguiendo" los movimientos de sus nuevos vecinos desde el primer día. "Llegaron el lunes 24 de mayo. Golpearon y sacudieron la puerta varias veces para abrirla, pero no pudieron. Volvieron al día siguiente, a medio día, con una tercera persona. Al final consiguieron abrir la puerta a golpes y colocaron un candado nuevo. Así entran y salen. Son españoles, de media edad. No tienen ni luz ni agua. Por la noche, llegan con linternas y van sacando baúles, maletas y muebles. No sabemos a donde los llevan. Hemos informado a la policía porque creemos que es nuestro deber alertar sobre estas cosas, pero no sirve para nada", aseguran los residentes.

En esta calle apenas residen 16 familias -la gran mayoría de ellas en régimen de alquiler-, distribuidas en dos fincas de cuatro alturas. La vivienda del fondo de la calle, de tres alturas y grandes dimensiones, llevaba más de 30 años desocupada, según los propios residentes, y convierte la vía en un callejón sin salida.