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El Ayuntamiento de Valencia no invertirá ni un euro en los barrios de la ciudad en 2011. Así se lo comunicó ayer la alcaldesa Rita Barberá a la directiva de la Federación de Asociaciones de Vecinos. El responsable de ese parón es, según la alcaldesa, el decreto del Gobierno que impide a los municipios solicitar créditos a partir del 1 de enero del año que viene, situación a la que hay que añadir el aumento del gasto corriente que han generado las obras del Plan Zapatero.

En principio, el encuentro de ayer era protocolario. La alcaldesa de Valencia recibía a la nueva junta vecinal, elegida el pasado 14 de abril. Sin embargo, la grave situación económica del Ayuntamiento terminó imponiéndose y dominando la conversación.

Según María José Broseta, presidenta de la Federación de Asociaciones de Vecinos, Rita Barberá les explicó que el próximo año la inversión en los barrios de la ciudad será "cero". La alcaldesa dijo que el decreto del Gobierno que prohíbe a los ayuntamientos pedir créditos supondrá la paralización total de las inversiones e incluso recortes en algunos servicios, pues el gasto corriente se ha ampliado como consecuencia del Plan Zapatero. "Todo lo que se ha hecho ahora hay que mantenerlo y eso cuesta dinero", les dijo Barberá.

Ante esta situación, los vecinos pidieron que al menos se terminen las obras que ya están en marcha y que no se recorte el gasto social, aspectos en los que encontraron buena disposición por parte de la primera autoridad valenciana. Broseta dijo que el plan del Ayuntamiento es tratar de pagar con dinero de este año anualidades correspondientes a años venideros y aseguró que los servicios sociales están garantizados. Según fuentes municipales, la propia alcaldesa aseguró que "no se debe tocar el gasto social en un momento en el que se puede constatar que está creciendo el número de personas con menos recursos". La propia Broseta hizo mención expresa al aumento de personas mayores que acuden a por alimentos porque la pensión que tienen la gastan en sus hijos cuando se quedan en paro.

Por lo demás, los vecinos pidieron a Rita Barberá una reforma de las juntas de distrito para mejorar la participación ciudadana, siempre en un tono de cordialidad.

"19 años de despilfarro"

El más sorprendido por las declaraciones de la alcaldesa fue el concejal socialista, Juan Ferrer, quien recordó a Barberá que la situación financiera del consistorio y su imposibilidad de realizar inversiones "es consecuencia de sus 19 años de Gobierno", caracterizados, dijo, por "una gestión pésima de los recursos municipales, un malbaratamiento económico y un despilfarro crónico".

El representante socialista consideró que "el Gobierno de España no se hubiera visto abocado a aprobar unas medidas tan necesarias como dolorosas si no fuera, precisamente, por comportamientos como los de este ayuntamiento" que, según recordó, ha ocultado durante meses un déficit del 7'61% para poder seguir pidiendo créditos.

"La alcaldesa es victimista con Zapatero y servil con Camps", dijo Ferrer, quien instó a Barberá a que reclame al presidente de la Generalitat el pago de los 150 millones que debe a la ciudad, la firma con el Gobierno del contrato-programa de transporte metropolitano, la creación del fondo de cooperación municipal y la ejecución del plan de inversión productiva.