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Los restauradores de la zona de la Malva-rosa están en pie de guerra con la nueva aplicación de la Ley de Costas que no les permite pasar de los 150 metros construidos en el litoral valenciano. Muchos de ellos ampliaron en años anteriores sus locales, "con permiso del mismo Gobierno", aseguran, y ahora se ven en la obligación de reducir los chiringuitos. La medida afecta, sobre todo, a las terrazas. El presidente de la Asociación Paseo Marítimo de la Malva-rosa, Miguel Cueca aseguró que si se reducen los restaurantes a "sólo" 150 metros como exige el Gobierno, "el 60% de los trabajadores perderá su trabajo y afectará a los proveedores".

Precisamente para "intentar conservar el puesto laboral", Enrique Caballero, camarero del restaurante Ripoll, estuvo ayer ayudando a repartir paella. A pesar de lo lúdico de la iniciativa, hubo quien estaba "muy decepcionada", como la propietaria de La Alegría de la Huerta, Ángeles Martínez, porque con la nueva orden tendrá que "deshacer toda la mejora que hicimos, que costó unos 20 millones de pesetas", lo que supone "quitar la ampliación y dar peor servicio a los clientes". "No nos estamos comiendo terreno a la playa".

El dueño del restaurante Àngels reveló que "tendré que despedir a tres o cuatro camareros si al final tengo que quitar las mesas del toldo", mientras que Ginés Navarro, gerente de La Murciana, verá su chiringuito reducido a la mitad con la nueva aplicación, puesto que "entre terraza e interior, mi restaurante suma 300 metros".

Unas 2.500 personas, según la Policía Local, hicieron cola para conseguir un plato de paella. La mayoría apoyaba la reivindicación de los hosteleros, como Milena, quien opinó que prefiere las terrazas "pues dentro de un local te asfixias de calor". "Si en Madrid se conserva el cartel del Tío Pepe, que no está muy acorde con la ley, ¿por qué no conservar las terrazas de Valencia de toda la vida?", se preguntó Antonio, mitras hacía cola. También hubo quien no sabía muy bien el por qué del encuentro -"¿derribarán todos los chiringuitos?", preguntó más de uno- y quien se acercó para conseguir un helado en un día donde el termómetro pasó los 30 grados.