Juan Colomina fue detenido en 1936 por defender su fe católica, y condenado a muerte. Sin embargo, ni el miedo, ni las penurias que vivieron los presos de la cárcel Modelo de Valencia durante la Guerra Civil fueron motivos suficientes para que el abogado valenciano desplegara todo su ingenio y construyera una Custodia para celebrar, en la absoluta clandestinidad, el día del Corpus Christi.

"Para mi marido esta Custodia tenía mucho valor. Por lo que representó en su vida y por el esfuerzo con el que la hizo", relata su viuda, Isabel Casaus, y con media sonrisa añade: "Es que no era una persona muy habilidosa".

La Custodia, que mide 20 centímetros, fue tallada sobre el marco de uno de los enchufes de la luz que había en la pared de la prisión. Sobre la base, Juan Colomina colocó un fuste de madera que tomó de una manivela, y sobre él realizó una custodia circular de madera, que fue labrando con distintos trozos que, finalmente talló y culminó con una cruz. El día del Corpus Christi de 1937, el abogado valenciano expuso el monumento en su celda, haciendo guardia en todo momento "para evitar cualquier intento de atropello por parte de los carceleros", y haciendo posible que todos los católicos allí recluidos pudiesen desfilar ante el Santísimo, y rendirle culto.

Juan Colomina no murió en la cárcel. De la prisión salió con la Custodia, que colocó en su habitación. "Para mi marido, la Custodia era un tesoro, lo mejor que guardo de él", relata Isabel. Tanto es así que, en 1948, Juan Colomina solicitó al arzobispado un sello que acreditara la "autenticidad de la Custodia para evitar que algún día fuera profanada por ignorancia o uso impropio".