La inversión prevista para el Pont de Fusta o el entorno de Tabacalera se deja para otro momento; la alcaldesa y los concejales se bajan el sueldo; los empleados públicos cobran menos; se reducen (e incluso eliminan) las dietas; se congela la calefacción en las dependencias municipales y la telefonía, la gasolina, el gas o el envío de cartas se reducen «al mínimo». Además, se sustituyen las farolas de tres puentes y se dejarán de iluminar los monumentos entre semana. Estas son algunas de las medidas que contempla el plan de recortes que presentó ayer la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y que tiene un único objetivo: Ahorrar 34,3 millones en los próximos seis meses.

Ajustar «al milímetro» la contención del gasto no ha sido tarea fácil. Así lo hizo saber Barberá en la presentación del plan tras asegurar que el recorte es «drástico» porque «la finalidad es dejar el máximo dinero posible en el bolsillo de los vecinos». Además, recalcó que no se ha tocado ni un céntimo de las partidas de Educación, Empleo y Bienestar Social.

El grueso del plan de ahorro satisface la mitad del «zarpazo brutal del 20%» del gasto que exige el Gobierno central, y se centra en la partida de inversiones, en la que el ayuntamiento ahorrará 16,6 millones de euros.

Sin embargo, de cara al ciudadano, los efectos del plan se dejarán notar en acciones como la reducción del número de actividades programadas en el Palau de la Música o el apagado del alumbrado de los monumentos de la ciudad, que sólo estará en activo los fines de semana. Y es que en el apartado de «gastos no productivos» —donde el consistorio pretende ahorrar 11 millones de euros— el alumbrado es una de las áreas más afectadas.

En lo que respecta a la iluminación, Barberá detalló que desde las 22 horas se reducirá la intensidad de la iluminación en las grandes vías, una medida a la que se sumará el apagado de parques y jardines desde la medianoche (una hora más tarde los viernes y sábados). También se notará en los túneles y en los monumentos, que sólo estarán iluminados en las noches del viernes y sábado como gesto hacia el turismo.

Sin embargo, precisó que la reducción lumínica se centrará en las grandes vías y que la iluminación de los barrios se mantendrá «con el objetivo de salvaguardar la seguridad» de los ciudadanos. En total, el ayuntamiento apagará una de las tres fases por las que se rige el alumbrado público de la ciudad.

Al mismo tiempo, se efectuarán varios proyectos de mejora de la eficiencia, con la sustitución de 3.060 farolas —de los puentes de Monteolivete, Astilleros y Ademuz— por otras de menos consumo y se instalarán 200 sistemas de regulación del flujo.

Además, los agentes de la policía local verán cómo se reduce su número de horas extraordinarias ya que el objetivo es ahorrar 150.000 euros al semestre, que supondrán 300.000 euros al año.

En cuanto a las dependencias municipales, el equipo local pretende incrementar los recortes previstos en los presupuestos de 2010, de 1,3 millones, hasta los 1,9 millones. Estas medidas se basarán, por ejemplo, en la racionalización de los desplazamientos del parque móvil, el uso del transporte público, la supresión de los servicios de noticias en los móviles, la apuesta por el correo electrónico, la eliminación de impresoras personales y la vuelta a los cartuchos en blanco y negro o el cuidado en el apagado de luces, ordenadores y aparatos de aire acondicionado.