Fue un camino medieval, o una senda menor, como tantas otras, cuando la vida en Valencia se circunscribía al ámbito amurallado, y una red de caminos de tierra conectaba la ciudad con los núcleos de población más cercanos. El Camino de Moncada unía, entonces y ahora, el conjunto de poblaciones de antiguo origen islámico con una ruta sinuosa entre campos, alquerías y molinos. Hoy, parte de la huerta aún resiste al urbanismo feroz y el camino serpentea por los campos como lo hiciera en tiempos pasados, aunque con las modificaciones propias del crecimiento urbano.

El principal problema del Camino de Moncada -como el de tantos otros en la Edad Media- era el agua procedente del riego de las huertas que, si no era debidamente controlado por los agricultores, los encharcaba y deterioraba. El de hoy, sin embargo, es la gran afluencia de tráfico que soporta el vial de origen medieval, estrecho, con solo dos carriles (uno en cada sentido), y casi sin arcén. Donde hace un siglo pasaban tartanas, diligencias y galeras, hoy circulan coches, motocicletas, tractores, camiones e incluso "trailers".

Y es que el Camino de Moncada -o la carretera provincial Valencia-Moncada-Náquera (CV-315)- soporta cada día el paso de cerca de 15.000 vehículos (concretamente, 14.982 de Valencia a Benifaraig y 13.277 de Benifaraig a Moncada), donde el 13% son vehículos pesados, según datos de la Dirección General de Tráfico. Sin embargo, la muerte de un joven de 15 años, hace poco más de una semana, en un cruce de la carretera a su paso por la pedanía de Benifaraig, ha puesto de manifiesto el peligro existente en una vía con una alta densidad de tráfico y que atraviesa o bordea diferentes núcleos urbanos como las pedanías de Poble Nou, Benifaraig o Borbotó.

Desde 2007 y hasta la actualidad se han producido 43 accidentes en el Camino de Moncada, con dos víctimas mortales, cuatro heridos graves y 33 heridos leves.

El Camino de Moncada es una de las vías provinciales más transitadas porque, además de unir la ciudad de Valencia con sus pedanías, es utilizada por los camiones y trailers para llegar a los polígonos de Moncada y Alfara del Patriarca; comunica con Náquera y cuenta con salida directa al "by-pass". Y por si fuera poco, miles de alumnos que estudian en la Universidad Cardenal Herrera CEU también utilizan el vial para acudir, a diario, a las facultades, bien sea en su propio vehículo o en el autobús que llega hasta Moncada ya que la línea 26 de la EMT finaliza su recorrido en la pedanía de Benifaraig.

Ante la afluencia de tráfico y la rapidez de los vehículos, las pedanías de Poble Nou y Benifaraig llevaban años exigiendo la instalación de badenes en sus núcleos urbanos, en un intento de reducir la velocidad de los conductores. Poble Nou los consiguió hace unos tres años. Benifaraig aún está en ello. Sin embargo, la pedanía consiguió hace poco tiempo la ubicación de una rotonda para acceder al municipio, en una de las curvas que también tenían un alto índice de siniestralidad.

Y es que la Diputación de Valencia (titular del vial) es reacia a instalar badenes en los tramos que atraviesan o están cercanos al caso urbano ya que el camino cuenta con semáforos que pasan de rojo a ámbar conforme el conductor modera la velocidad, una medida que, según los vecinos, "es insuficiente".