El proceso de elección de las cortes de honor de 2011 escribió ayer un nuevo episodio con la presentación de los jurados a las 66 niñas y 69 mujeres que aspiran a los 26 puestos que habrá en juego el día 18, en la gran final que tendrá lugar en el pabellón de la Fuente de San Luis.

Félix Crespo no ha inventado nada en la confección del jurado, pero sí que ha modificado el modelo de los últimos años. Han desaparecido los profesionales de los medios de comunicación especializados en la fiesta y los artistas falleros. También se ha reducido a la mitad su habitual costumbre de incluir profesionales de la enseñanza.

Por contra, hay más falleras mayores de Valencia y se mantiene la costumbre de una cortesana en cada jurado. Crespo apuesta pese a las críticas suscitadas en 2007, cuando la corte mayor fue elegida exclusivamente por mujeres, con un resultado que sorprendió más de lo habitual.

El jurado de la corte mayor está formado por Marta Querol, María José Ariza y Chuchita Lluch (falleras mayores de Valencia de 1988, 1984 e infantil de 1975, respectivamente), Raquel Pocoví (corte de honor 1999) y el único hombre del quinteto: José Camany, a quien se convoca apenas unos meses después de abandonar la presidencia de la Plaza del Pilar.

En el jurado infantil sólo hay una fallera mayor: Gloria Martínez Amigó, en un ejercicio de lógica por el que, casi siempre, la que ocupó el cargo pasa a ser calificadora dos o tres años después.

También hay una cortesana: la periodista Raquel García Tamarit, que lo fue en 2005. Con ella se salda una deuda pendiente desde el año pasado, puesto que iba a ser jurado de la corte mayor, pero tuvo que retirarse la víspera, en el momento que una candidata renunció y la que accedió comosuplente pertenecía a la comisión en la que ella milita (Fernando el Católico-Ángel Guimerá).

Completa el jurado infantil un presidente en ejercicio, Ignacio Higón (dirigente en los últimos años de Pizarro-Cirilo Amorós), un veterano fallero, Paco Mena, especializado en teatro, y la técnica educadora infantil Estrella Navarro.

El proceso no tiene más misterios, puesto que la disponibilidad es la que hay: tratar de hacer la mayor cantidad de pruebas posibles con un presupuesto más bien escasito. El fin de semana habrá una visita a la granja escuela de Calvestra y se presupone una cena de gala y, como mínimo, una jornada de convivencia vestidas de valenciana. Los días y el formato de las reuniones y entrevistas es decisión del jurado.

Lo que importará al final es el resultado. Importa a la ciudadanía fallera e importa en el ayuntamiento. La alcaldesa exige falleras mayores de Valencia preparadas, y no hace falta ser un analista muy profundo para advertir cuando una fallera mayor le gusta y cuando no. Y para ello, quiere que entre las trece candidatas finales haya valores suficientes.

Mientras, las falleras vigentes no se han visto afectadas por la crisis y, pese a las peticiones que se habían hecho desde algunos estamentos para evitarlo, han partido a sendos viajes de fin de reinado (un crucero por el Mediterráneo y a Eurodisney) como recompensa por haber ejercido el cargo.