Las presiones de los vecinos de la plaza de la Legión Española han dado al traste con el proyecto municipal de recrear parte del jardín del Palacio de Ripalda aprovechando la ampliación en curso del Jardín de Monforte. Pocas veces las quejas de unos vecinos han generado una respuesta tan rápida de la alcaldesa. Rita Barberá aseguró, a las pocas horas de conocerse que el proyecto oficial incluía la intervención arqueológica, que no había dado "ninguna orden de excavar nada del Palacete de Ripalda". "Lo digo -precisó- para que se serenen los ánimos en el entorno y en los vecinos".

¿Y quienes son los vecinos de la plaza de la Legión Española? Muchos de ellos los herederos de la condesa de Ripalda. Los mismos que en 1966 instaron al ayuntamiento a derribar un palacete romántico decadente y con un elevado coste de mantenimiento para incluirlo dentro de la recalificación de la manzana de la antigua Feria de Muestras, en el Pla del Real. Aquella fue para muchos una operación inmobiliaria especulativa de manual que ocupa un lugar destacado en la historia negra del urbanismo valenciano.

La construcción del "château" de Ripalda está ligada a la figura de Josefa Paulín de la Peña, condesa viuda de Ripalda, que tuvo el capricho de construirse en uno de ellos huertos que la familia poseía entre los Jardines del Real y la Alameda un castillo con torres y mansardas. La condesa ordenó su construcción al arquitecto Joaquín Arnau y el edificio se levantó entre 1889 y 1891.

La hija de Josefa Paulín, Dolores de Agulló, última condesa de Ripalda, murió en 1942 sin descendencia. Sus propiedades pasaron a manos de sus sobrinos, los condes de Berbedel, vinculados a la familia Trénor. El título pasó en 1959 a Amalio de Marichalar -abuelo del ex marido de la infanta Elena, Jaime de Marichalar-. Al hermano del ex duque de Lugo, Amalio de Marichalar, se le ha visto varias veces por Valencia interesándose por el legado y las propiedades en Valencia de los Ripalda.

La última propietaria del palacio de Ripalda fue Concha Gómez Trénor, baronesa viuda de Shor y madre de Juan Antonio Prat, conde de Berbedel. Sin embargo, los herederos de la condesa de Ripalda no se marcharon de la zona tras el derribo del palacio en 1968. La familia permutó el suelo por viviendas y buena parte de los Prat Gómez Trénor aún vive en la torre de viviendas de lujo conocida como la Pagoda que se levantó en los terrenos del castillo.

Otros vecinos ilustres de la plaza de la Legión Española han sido o son Benjamín Muñoz -ex presidente de los promotores valencianos- y el ex presidente de la Generalitat, Eduardo Zaplana.

La tesis del profesor de Economía Urbana de la Universitat de València Josep Sorribes titulada Desarrollo capitalista y proceso de urbanización en el País Valenciano (1960-1975) recoge los detalles de la recalificación del palacete de Ripalda y la Feria Muestrario, una operación plagada de claroscuros que quedó registrada en el negociado de Suelo y Ordenación Urbana del Ayuntamiento de Valencia con el número de expediente 4.582.

La operación inmobiliaria en el Pla del Real, la promoción residencial de gran lujo más importante de la ciudad hasta la fecha, empezó a fraguarse en 1965 con el alcalde franquista Adolfo Rincón de Arellano y se consumó en la época de Vicente López Rosat. Arellano pidió en septiembre de 1965 informes al arquitecto mayor sobre el posible aprovechamiento urbanístico de la Feria de Muestras con el argumento de obtener financiación para construir una nueva Feria Muestrario en Benimamet. Llama la atención que el ayuntamiento no acudiese para tan magna obra al crédito como había hecho en anteriores ocasiones en vez derribar la antigua feria. El ayuntamiento calculó que con la subasta del suelo público previamente recalificado para hacer viviendas de lujo obtendría 281 millones de pesetas de la época.

Apenas iniciado el trámite, los propietarios del palacio de Ripalda pidieron que el "château" se incluyese en la recalificación. Los dueños alegaron en un escrito presentado en el ayuntamiento que "el Palacio de Ripalda es una construcción relativamente moderna y el deseo de los propietarios así como el proyecto de convertir la Feria Muestrario en zona de edificación ha de bastar para convertirlo en zona de edificación particular". Argumentos que pese a su escaso peso fueron suficientes para que el ayuntamiento incluyese los terrenos del palacio en la operación.

La construcción de las torres de la plaza de la Legión, entre ellas la icónica Torre de Ripalda o Pagoda pudo hacerse gracias a la recalificación de una manzana catalogada como histórico-artística formada por la Feria Muestrario, el palacio de Ripalda, el jardín de Monforte y el Sanatorio de la Esperanza (actual Clínica Quirón).

A efectos de patrimonio histórico, el ayuntamiento dio por aprobado el planeamiento por silencio administrativo de la Dirección General de Bellas Artes del Ministerio de Cultura. Pese al tiempo transcurrido y al contexto histórico no deja de sorprender el mutismo del ministerio ante el fuerte impacto que tendría la construcción de unos edificios en altura (16 plantas) con zonas ajardinadas y peatonales casi de uso privativo sobre el jardín histórico de Monforte.

La recalificación tuvo que sortear los reparos que la Comisión Territorial de Urbanismo puso por el exceso de volumetría. En 1968 el Ministerio de Vivienda aprobó tras algunos reparo la recalificación de la manzana que se estructuró en cuatro bloques de edificación abierta con una plaza central de jardines y aparcamientos.

Con el tiempo parte de los terrenos del edificio de la feria pasarían a manos del empresario hotelero José Meliá, cuyo sueño era construir allí un hotel de cinco estrellas. El proyecto no cuajó por falta de financiación.

La promoción de la Pagoda y de las torres del Real arrancó entre 1970 y 1971. Las empresas promotoras de la nueva manzana fueron Jardines del Real, Vicoman y Torres del Real, entre cuyos socios fundadores estaba la última dueña del palacete de Ripalda, Consuelo Gómez Trénor. Entre los socios había otros miembros destacados de la burguesía local como Vicente Iborra, Joaquín Muñoz Peirats y José Reyna Doménech.

En el expediente municipal no constan los elementos más claramente especulativos como los precios pagados por los solares y la repercusión del suelo en las viviendas construidas. Sólo se sabe que la primera valoración realizada en 1965 por el ayuntamiento tasaba el suelo en 12.000 pesetas/m2 (72 euros). Cuando las promociones arrancaron el precio de repercusión del suelo ya había aumentado un 25%.

Sorribes apunta en su investigación que la operación inmobiliaria del Pla del Real constituye uno de los ejemplos más claros de política urbana supeditada a los intereses inmobiliarios. "No se encuentra con facilidad ninguna explicación justificativa de la maquinación de un patrimonio público como la Feria Muestrario como no sea el propiciar una operación altamente rentable para el capital inmobiliario monopolista". Para el ayuntamiento, apunta Sorribes, fue un negocio "ruinoso"

A pesar de que hace más de 40 años que desapareció, el castillo de la condesa de Ripalda permanece en la memoria. Algunas leyendas alimentan el recuerdo. Una de ellas dice que el edificio fue comprado por un potentado y trasladado piedra a piedra a Estados Unidos. También se rumorea que algunos de los exclusivos pisos de la torre Ripalda -que tienen entre 100 y 350 metros cuadrados, amplias terrazas y habitaciones para el servicio- están decorados con cuadros y muebles del desaparecido palacio de Ripalda.