El próximo 30 de septiembre, el refugio de la Sociedad Protectora de Animales de Godella (SPAG) cerrará sus puertas. Las instalaciones, situadas en el Camí Vell de Godella pero dentro del término de Valencia, se levantan en suelo de protección agrícola y, tal como reconocen sus responsables, no cumplen con varias de las exigencias normativas. Así que el ayuntamiento del "cap i casal" ordenó el pasado año su clausura, aunque dio un tiempo prudencial a la Protectora para que buscase un hogar a los 230 canes que cuidaba hasta ese momento.

Y casi lo ha conseguido. A día de hoy en el refugio ya quedan sólo 22 perros y dos gatos. Nada más recibir la orden de cierre municipal, la sociedad protectora dejó de recibir animales abandonados e inició una campaña para encontrar adoptantes para las mascotas.

Por el momento -según explicaba ayer Amparo, una de las encargadas del cuidado de los animales- la campaña ha sido un éxito. Como es natural, la mayoría de los adoptantes ha llegado desde el área metropolitana de Valencia. Pero también se han dado casos "heroicos" como el de un militar de Jerez que hace dos semanas acudió desde esta ciudad para hacerse cargo de uno de los perros más mayores, cuya foto vio en internet. O el de una vecina de Barcelona, que no dudó en coger su coche y viajar hasta Godella para adoptar a una perra enferma terminal de cáncer.

Pero aún queda una veintena de perros en busca de un hogar. Y el tiempo se les echa encima. Ringo, Willy, Crispín y Tom son tímidos, no suelen saltar ni jugar con la gente que va a visitarlos, y quizá por eso aún no han encontrado un dueño. "Pero son muy cariñosos, sólo hay que encontrar a la familia ideal para ellos", explicaba una de las cuidadoras.

¿Qué puede pasar si llega el día 30 de septiembre y estas mascotas aún no han sido adoptadas? Por el momento, varias familias ya se han ofrecido a acogerlas durante un tiempo hasta que encuentren un propietario. Y la SPAG también se ha puesto en contacto con otros refugios para que colaboren.

Además, ofrece a los adoptantes todo tipo de facilidades, como los servicios de un etólogo para que ayude al animal a adaptarse al entorno de su nueva familia. "En el sacrificio no vamos a pensar -subrayan-. Sería la última opción", añaden desde la Protectora de Animales.