En el año 1999, María José Ariza formaba parte del jurado que eligió a la corte mayor. Ese año se instó a las candidatas a marcar en un papel las trece compañeras/rivales que, a su juicio, podían o debían formar el grupo de elegidas para la gloria. El resultado de esa macro votación difería del criterio de los calificadores en prácticamente lo mismo que el resto de quinielas: siete, ocho, nueve... lo de siempre. Algo pasa con esta quiniela que nunca aparece alguien capaz de decir que ha "clavado" las trece.

En aquella ocasión, una de las elegidas en la votación "buena" fue Raquel Pocoví. Ahora, once años después, María José Ariza y Raquel Pocoví ya no son juez y juzgada. Ahora ambas van bolígrafo en ristre, junto con otras tres personas conocidas en la fiesta (Marta Querol, Cuchita Lluch y José Camany) acabando con la ilusión de muchas y repartiendo ventura a unas pocas. Y este año, a las ahora candidatas también se les ha puesto otra vez en la tesitura de elegir sus favoritas. ¿Servirá para algo. Sólo los jurados lo saben. Se supone que todo movimiento cuenta cuando apenas hay una docena de días para tomar una decisión. Y puede ser significativo que una fallera agrade al jurado, pero el resto de jóvenes le den un cero patatero. Puede ayudar a tomar decisiones o a liarlas un poco más. Lo cierto es que, a estas alturas, el acta está rellenada prácticamente en su integridad. Se completará bien hoy, bien mañana por la mañana. Hace tiempo que la decisión no se deja, ni mucho menos, para última hora.

Las pruebas del jurado de corte son más o menos previsibles. A nadie sorprende ya que, de sopetón, les digan que tiene que quitarse el traje de valenciana y regresar en un par de horas vestidas de civil para poner a prueba la capacidad de reacción. De hecho, las candidatas saben que eso va a ocurrir en cualquier momento porque son informaciones que pasan de un año a otro. Las candidatas, o gran parte de ellas, llegan enseñadas sobre lo que es previsible y, por consiguiente, con la estrategia de defensa preparada.

También es previsible que hagan una prueba por escrito de conocimientos sobre la fiesta. Aunque, en este caso, el tema acabó con toque de atención porque los resultados estuvieron por debajo de las expectativas del jurado, que no dudó en recriminárselo al colectivo.