Mientras se discute sobre el tamaño del auditorio del jardín del Muvim y sobre su encaje en un recinto de alto valor arqueológico y natural, la realidad de la ciudad lleva a hacerse otra pregunta: ¿Es realmente necesario un auditorio como éste cuando en Valencia hay numerosas obras similares que están desaprovechadas?

Este periódico ya ha mostrado la situación de recintos como el del Parque de Cabecera o el del Puerto y hoy hace referencia al que existe en el parque de Benicalap, uno de los más grandes y mejor situados de la ciudad.

De forma pentagonal y escenario en el centro, este anfiteatro al aire libre tiene capacidad para alrededor de mil personas e instalaciones en sus bajos que facilitan cualquier tipo de actividad. Pero no se utiliza. O mejor dicho, no se utiliza para lo que fue construido.

Quienes lo conocen de todos los días aseguran que allí se organizan actividades relacionadas con las "fiestas del pueblo" y nada más. El resto del tiempo, sobre todos los fines de semana, es aprovechado por vecinos del barrio, especialmente inmigrantes, para celebraciones particulares: bautizos, cumpleaños, comuniones, reuniones familiares etc.

Las propias reglas del parque de Benicalap impiden celebrar, por ejemplo, conciertos de música, pues las puertas cierran a las siete de la tarde en verano y dos horas después en la temporada de invierno.

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La Diputación de Valencia, responsable de la transformación del jardín del Museo de la Ilustración (Muvim), insiste en la construcción de una auditorio en este recinto arqueológico donde un día se levantó el antiguo Hospital General de Valencia y la Facultad de Medicina. Eso sí, a medida que crecen las críticas, el proyecto va encogiendo, hasta el punto de que ayer fuentes de la Diputación aseguraron que se trata de una simples "escaleritas" y la Dirección General de Patrimonio, que tiene que evaluar el proyecto, asegura que son "dos peldaños" que no pueden considerarse auditorio.

Primero los vecinos y luego el Consell Valencià de Cultura han mostrado su oposición a la obra del jardín del Muvim, que en palabras de la entidad presidida por Santiago Grisolía supone una sustitución de espacio verde por asfalto. Incluso la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, preguntó a su concejal de Jardines, Ramón Isidro, "¿Qué hacen ahí cuatro gradas si eso es pequeño?", a lo que éste respondió negando que en el proyecto hubiera un auditorio, como la propia alcaldesa remarcó después a la prensa.

Interpelados los responsables del Muvim para aclarar la situación, éstos han confirmado que el auditorio está en el proyecto y han optado, ante las críticas, por minimizar su impacto en el jardín.

El director de museo, Javier Varela, dijo que eran "un modesto graderío" para 100 ó 150 personas; la diputada de Patrimonio de la Diputación de Valencia, Carlota Navarro, habla de una zona excavada que sería aprovechada como "auditorio"; y ayer fuentes de la Diputación Provincial lo calificaron como "unas escaleritas".

La propia Dirección General de Patrimonio, que tiene la última palabra sobre el proyecto, abundó en esta idea. Según fuentes de la entidad, se trata de "dos peldaños" que "no pueden ser considerados auditorio". "No se puede decir siquiera que sea un miniauditorio, porque hay árboles y no se podría hacer", añadieron las fuentes, que recordaron que cualquier obra de esas características tendría muchos problemas en un lugar con tantos restos arqueológicos como éste.