El parque móvil está considerado un indicador de progreso de las ciudades. A mayor bonanza económica, más coches y de más potencia circulando por las calles -así ocurrió hace unos años con el boom del todoterreno-. A la inversa, cuando la situación económica se tuerce, el número de vehículos se contrae y la vida útil de los que ahí se estira al máximo.

Así lo refleja el censo de vehículos de 2010 de la Oficina de Estadística del Ayuntamiento de Valencia, elaborado en base a datos del 2009 y publicado la pasada semana, que constata un significativo descenso del parque de vehículos en general y de los turismos en particular. En Valencia, hay registrados 495.022 vehículos (aunque por la ciudad circulan más de un millón al día), lo que significa una vuelta a cifras anteriores a las de 2007. El censo fiscal de matrículas tocó techo, con más de medio millón, en 2008.

Los años de alegría se han quedado atrás y el número de turismos baja y baja, pasando de los 379.425 del censo de 2008 a los 370.357 de 2009. Mientras la cifra de turismos decrece, la de motocicletas aumenta exponencialmente, pasando de 42.477 en 2008 a 50.610 en 2009, lo que representa casi un 20% más. La crisis ha llevado a muchos conductores a pasarse de las cuatro a las dos ruedas, ahorrando así en impuestos, combustible y aparcamiento.

En cuanto al tipo de coches, en la ciudad el 80% son utilitarios. Sólo unos pocos privilegiados tienen uno de los 5.238 vehículos de gama alta (a partir de 65.000 euros) registrados en Valencia y que representan el 1,4% de las matrículas fiscales. L'Eixample, el distrito de las rentas alta, es el que concentra más coches de lujo por metro cuadrado, en concreto, 861. En l'Eixample, Ciutat Vella (San Francesc y Xerea) y el Pla del Real están registrados casi el 40% de los vehículos de lujo de la ciudad.

¿Dónde están los más viejos?

En Ciutat Vella, San Francesc es el barrio con más turismos -4.000, casi el doble que el Carmen y Xerea-, aunque está muy lejos de los más de 11.000 de los populosos barrios de Malilla, Nou Moles y Patraix.

En cuanto al número de coches por cada cien habitantes, el récord en el casco urbano lo tienen el Pla del Remei, Exposició y Jaume Roig, con casi 50 coches por cada 100 habitantes. El porcentaje sólo se supera, por las mayor dependencia del vehículo privado para los desplazamientos, en las pedanías de la huerta, como Cases de Bárcena, Carpesa y Benifaraig.

La edad media de los coches de Valencia se sitúa en torno a los ocho años. Sin embargo, en Ciutat Vella, l'Olivereta, Poblats Marítims, Saïdia y l'Eixample uno de cada tres coches tiene diez o más años.

El rey del parque móvil sigue siendo el turismo, con un 74,8%, seguido de motocicletas y motos, que en conjunto suman un 16% y escalan posiciones año tras año. A más distancia, camiones (6%) y autobuses (0,25). El ayuntamiento no dispone de un censo de bicicletas. Con el servicio de Valenbisí se van a poner en circulación 250.000 de estos vehículos.

En la ciudad hay 27.766 vehículos de empresa, el 14% de los cuales se concentra en los barrios de San Francesc, la Seu y el Pla del Remei.

El censo de vehículos es la base para establecer el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica del ayuntamiento e incluye todos los vehículos en activo, con domicilio en Valencia a 31 de diciembre de 2009. El censo incluye asimismo los vehículos exentos de pago en este impuesto.

Un millón de euros menos de impuestos

El descenso del número de vehículos registrados en Valencia ha supuesto, en buena lógica, una reducción en la recaudación del Impuesto de Vehículos, uno de los más importantes, después del IBI, de los que nutren las arcas municipales. Este año se han girado 477.684 recibos, casi 10.000 menos que el año anterior. La cuantía ingresada se ha visto reducida pasando de 41,1 a 40 millones de euros. La recaudación del IBI alcanzó el pasado año 172,2 millones de euros.

Al descenso de matrículas fiscales se ha sumado un aumento de la morosidad que no se veía en los servicios municipales desde hacía tiempo. Sin embargo, el ayuntamiento no renuncia al cobro y al igual que ha hecho con las multas de tráfico, procede al cobro, tras las notificaciones oportunas sin respuesta, vía embargo de cuentas corrientes, nóminas y propiedades inmobiliarias.

Uno de los problemas colaterales a la menor recaudación del impuesto de matriculación es que dificulta la elaboración de los presupuestos municipales, en los que trabaja ahora el Ayuntamiento de Valencia pues distorsiona las previsiones de recaudación. h. garcía valencia