Los hosteleros del Carmen han presentado alegaciones a la Zona Acústicamente Saturada (ZAS) para que se ataque el ruido que provoca el botellón y los coches y no se culpe de este problema a los locales de ocio, que a su juicio deben ser un referente turístico de la ciudad ahora más que nunca, con la llegada de la alta velocidad.

Coincidiendo con la finalización del plazo para presentar alegaciones, la Federación de Hostelería reprocha al Ayuntamiento el hecho de que no haya abordado el problema del tráfico, las obras, la actividad industrial o los aeropuertos, que causan el 80% del ruido, y tampoco haga cumplir las ordenanzas en lo que respecta al consumo de alcohol en la calle o las conductas incívicas.

Por contra, lo acusa de tener fijación con el turismo y el ocio, elementos "imprescindibles para el desarrollo económico y social de Valencia". "Su protección debe ser -dicen- una prioridad para la Administración y el conjunto de la sociedad valenciana, por lo que es incomprensible que por culpa del botellón y la nula planificación política en la gestión del ocio ciudadano se termine atacando a la situación del sector turístico".

Esta "contradicción" creen que es especialmente grave con la llegada del AVE a la ciudad, que "debe permitir iniciar una nueva etapa en la proyección turística nacional e internacional de la ciudad y del conjunto de la Comunitat Valenciana".

Para la Federación de Hostelería, "el Carmen es la principal marca promocional y enclave turístico de la ciudad de Valencia y no tienen ningún sentido que seamos los propios valencianos los que promovamos un debate sobre cómo restringir y empobrecer la imagen turística de nuestro centro histórico".

Medidas de Albarca

También coincidiendo con el final del plazo de alegaciones a la ZAS, la Asociación de Locales de Hostelería del Barrio del Carmen Albarca, ha expuesto sus principales reivindicaciones, que son la limitación del tráfico rodado, la persecución de actividades ilegales como el botellón o los músicos callejeros y la limitación horaria de las tiendas de comida rápida.

Por contra, se oponen al recorte horario de las terrazas, que a su juicio y según estudios fonométricos, tienen una nula incidencia en el ruido de la ciudad.