Vehículos mal aparcados en doble y triple fila, que encierran los coches de los residentes, ralentizan el tránsito y convierten la intersección entre las calles Cuba y Literato Azorín, en Russafa, en una especie de "dársena industrial". Esta es la situación que describen los vecinos de la zona tras interponer más de doce denuncias en el Ayuntamiento de Valencia durante los últimos seis meses y llamar, casi a diario, a la policía local, en busca de una solución. Sin embargo, y ante la "pasividad" municipal, los afectados han remitido un escrito al Síndic de Greuges porque la situación "se ha convertido en algo insostenible".

Los vecinos afirman que los "insidiosos pitidos son constantes" y que, a diario, tienen que bregar con "mil obstáculos y carros de carga y descarga" de los múltiples bazares y almacenes al por mayor que han proliferado en la zona. "Este asedio es intolerable", afirman los afectados ya que "a la habitual existencia de transportistas aparcados de cualquier manera se suma la presencia de otros desplazados y vecinos, que ya no pueden estacionar en los primeros números de estas calles porque los tramos de acera han sido ensanchados y reforzados con bolardos y maceteros".

Los afectados han remitido sendos escritos a diversas concejalías que, aunque han emitido una respuesta, "no explican cómo pretenden frenar el deterioro medioambiental y la falta de movilidad que llevamos años padeciendo". Así, desde la concejalía de Medio Ambiente explican que la zona se encuentra en un escenario donde se producen niveles de ruido que oscilan entre los 65 y 70 decibelios; el área de Circulación, por su parte, indica que "se está estudiando la conveniencia de la ORA para la zona"; desde Infraestructuras aseguran que está prevista "la adjudicación de un proyecto para ampliar las aceras con fondos del Plan Confianza"; y desde la Policía Local que, desde enero de este año, se han realizado casi 200 intervenciones de los agentes y la grúa en las calles Literato Azorín y Cuba por carga y descarga no autorizada, y por la doble fila.

Sin embargo, los residentes quieren soluciones, y las quieren ya. Por ello, se quejan de la ausencia "de vigilancia estable por parte de la Policía Local" hasta que se ejecuten "las posibles soluciones de futuro que nadie sabe cuando van a llegar. Es la única manera de acabar con esto".