Hace cien años la reina Victoria Eugenia aprovechó una visita a Valencia para entregar las llaves del barrio obrero Ramón de Castro. Los vecinos de Patraix celebraron ayer esta efemérides mediante un acto conmemorativo que pretendía recordar la importancia histórica de la zona. La calle Ramón de Castro es el último reducto que sobrevive de las cuatro barriadas que construyeron las autoridades de la ciudad para los miles de obreros que llegaban para trabajar en la industria en los inicios del siglo XX.

Los obreros que fueron agraciados con las viviendas pudieron recibir las llaves de manos de la reina Victoria Eugenia porque ésta se encontraba en Valencia acompañando al rey Alfonso XIII a la Exposición Nacional de 1910. El nombre de Ramón de Castro se puso en honor al patrono de la sociedad constructora de las casas. Su recuerdo aún sigue vivo gracias a una escultura en su honor creada en 1916 y que se recuperó hace unos años porque un vecino la guardó cuando fue derribado el edificio original que la contenía.

Bajo esta escultura se colocó la placa conmemorativa de la efemérides, descubierta a ritmo de dolçaina y tabalet por Antoni Piera, presidente de la asociación de vecinos de Patraix, organizadora del acto, y por dos concejales del grupo socialista en el Ayuntamiento de Valencia, Juan Soto y Julio Such, este último también representante del PSPV-PSOE en la Junta Municipal de Patraix. Contaron las autoridades con la ayuda de Arturo Sánchez, vecino del barrio desde su nacimiento en 1921 hasta que se casó, ya que su padre, trabajador del ferrocarril, fue uno de los obreros que recibieron estas casas.

Antoni Piera anunció a los vecinos asistentes al acto que desde la asociación se ha planteado al consistorio que Ramón de Castro se rehabilite y vuelva a ser de nuevo un barrio obrero que albergue en sus casas oficios tradicionales valencianos. "Un barrio artesanal que se convierta en un eje comercial para la ciudad de Valencia y en un atractivo turístico" afirmó Piera. Por su parte, los concejales socialistas coincidieron en alabar el compromiso de la asociación de vecinos con el barrio. Además, Juan Soto afirmó que es necesario que la inversión pública se haga cargo del patrimonio colectivo, y destacó que "en Valencia tan solo importan las nuevas construcciones. Se están abandonando las raíces de nuestra historia".