Recientemente, apareció la noticia de que el conseller Rafael Blasco Castany había elevado una petición a través de la cámara autonómica para que ambos gobiernos —autonómico y nacional— reconocieran a la ciudad de Valencia «un régimen especial, similar al de Madrid y Barcelona».

Esta propuesta nos ha traído a la memoria que hace algo más de medio siglo —concretamente, en el año 1957— las Cortes ya estudiaron tal posibilidad para los dos municipios más poblados de España, y se señalaba con la denominación de Carta Municipal. Y fue Valencia quien entonces trató de sumarse, por lo que este cronista, entonces recién iniciado en la profesión periodística, recurrió al letrado del Consejo de Estado, el joven abogado valenciano José Antonio García-Trevijano Fos, para que nos informara de lo que esta posibilidad significaba para la Ciudad.

En el extenso reportaje, publicado en el mes de julio de aquel año en la revista valenciana Clima —que dirigía el inolvidable José Barberá Armelles— García-Trevijano nos explicó así: «La Carta Municipal —o provincial, según el caso— es la Constitución de la entidad. Sólo teniendo esto presente, se puede comprender la función que viene a desempeñar en la esfera local. Al igual que la Constitución actúa como norma fundamental, de la que se derivan todas las demás, siendo formalmente escrita y con procedimientos complejos para su reforma».

Recordaba el ilustre abogado valenciano los antecedentes que estas fórmulas tenían entonces en el extranjero: «Nuestra tradición es aleccionadora; sin embargo, es evidente que en los demás países europeos y en las colonias americanas se siguió el principio foral. Los Estados Unidos son la manifestación más patente de cartas municipales para cada ciudad, al igual que sucede con ciertas leyes optativas y ´bilis´ privados ingleses».

Recordaba García-Trevijano que el proyecto entonces planteado para Madrid y Barcelona no pasaba de una propuesta cameral para que el Gobierno pudiera poner en práctica esa norma que ahora se pretende también para ambas ciudades y que el conseller de Solidaridad y Ciudadanía propone igualmente para tierras valencianas y que así disfrutarían de un régimen especial, como las otras dos capitales.

No obstante, el ilustre letrado valenciano nos decía también entonces: «No debemos dejarnos alucinar por importar regímenes extranjeros. Efectivamente, Valencia es una gran urbe y cada vez con más realismo se le van planteando problemas de metrópoli. La anexión de municipios limítrofes, los servicios públicos de transportes dentro del término municipal, los planes de urbanización a través de la Corporación Gran Valencia, entre otros, son problemas acuciantes. Responder a esta pregunta es difícil y peligroso. Para ello es preciso saber lo que se puede conseguir con la Carta». Esto nos lo decía este prestigioso jurista hace ya medio siglo largo. «Nihil novum sub sole».