El tute, el bingo, el mus, la brisca... son sólo una pequeña muestra de los juegos de mesa que llenan las tardes de nuestros mayores en los centros de jubilados y pensionistas, y que se han convertido en objeto de polémica estos días.

"Sólo queremos distraernos, no pensar en los dolores de huesos, ni en la memoria que se nos va, ni en nada. Jugar al tute con diez céntimos es uno de los pocos alicientes que tenemos y no hacemos daño a nadie", según relata un socio de uno de los 46 centros municipales de mayores que existen en Valencia y al que, como al resto de sus compañeros, han prohibido jugar a juegos de mesa con dinero.

Y es que hace poco, la Concejalía de Bienestar Social llamó a los centros de mayores de la ciudad para recordarles que las apuestas con dinero en los juegos de mesa están "absolutamente prohibidas por el reglamento interno" desde 2004. La apuesta con dinero se considera un juego de azar con fin lucrativo y no se admite en el reglamento municipal de los centros de mayores.

"Sin apuesta no tiene gracia"

"¿Cómo nos vamos a lucrar jugando con 20 céntimos cada uno? Como mucho, en una tarde, ganamos 50 céntimos." Para esta gente, el juego de mesa es más que un juego, es una tradición, su forma de vida. No entienden por qué no pueden apostar como lo han hecho siempre, ya que, repiten, no hacen "daño a nadie". "Nos quitan una de nuestras pocas ilusiones en la vida. Sin apuestas, aunque sean pequeñas, estos juegos no tienen ninguna gracia", aseguran. "Con la cantidad de gente que hay por ahí estafando y defraudando a Hacienda, tiene que venir a los centros de jubilados a prohibirnos jugar 30 céntimos, no hay derecho".

La Concejalía de Bienestar Social informó ayer de que sólo "se ha recordado" a los centros la normativa vigente, es decir, la normativa interna de los propios centros, de manera que son éstos los que deben hacer cumplir la ordenanza a los socios.

El recordatorio viene a raíz del cierre cautelar de tres centros de mayores en Mallorca. A finales del mes pasado la policía de la isla clausuró estos locales porque varias salas de juego habían interpuesto una denuncia por apostar dinero en sus mesas de juego.

Jubilados y pensionistas se oponen claramente a esta norma en la mayoría de centros valencianos y se encaran con los presidentes de los hogares de jubilados. En muchos de éstos, la directiva ha optado por colgar un cartel en el tablón de anuncios pa?ra hacer ver que la orden de jugar sin dinero no emana de ellos, sino del ayuntamiento, mientras que el consistorio insiste en que son los propios centros los que así lo estipulan.

Esconder el dinero

Tal es el miedo que sienten estos ancianos al practicar lo que antes era entretenimiento e inhibición que ahora muchos convierten el tapete verde de mesa en su mejor cómplice de delito, escondiendo debajo de él los pocos céntimos con los que juegan.

"Nos han dicho que en cualquier momento puede pasar un inspector y multarnos", por eso esconden las monedas. "Sólo queremos olvidarnos de los problemas físicos", declara otro pensionista. No saben si es Hacienda o cualquier otro organismo el que hará estas inspecciones, pero el fantasma de una posible multa flota entre las mesas de los jubilados, por lo que se han dirigido a los medios de comunicación para denunciar la situación.

Cerca de 40.000 socias y socios acuden cada día a los centros de mayores de Valencia, donde se les ofrece "convivencia, actividades socio-culturales y recreativas, mantenimiento físico y talleres y cursos", según informa la web de Bienestar Social. Sin embargo, es bien sabido por todos, incluso por las autoridades que gobiernan, que el producto estrella de estos "hogares" son los juegos de mesa. "No vamos a dejar de apostar nunca, esconderemos las monedas donde sea", dicen los más aficionados a los juegos de mesa.

Por otra parte, algunas mujeres que jugaban al bingo y que ya no pueden hacerlo con dinero, han decidido buscar otros mecanismos para esquivar la ley, de manera que a partir de ahora jugarán con fichas en vez de monedas. Otras, han preferido dejar los locales municipales de mayores y acudir a un bingo para poder matar "ese gusanillo".

Empezaron a practicar estos juegos desde pequeños, con las ya casi olvidadas pesetas. Ahora, estan pendientes de que se confirme una reunión el día 17 de este mes en la que el Consell Consultiu de Mayores, formado por una selección de siete presidentes de centros de mayores, y el ayuntamiento, tratarán de dar solución a este debate.