El borrador del convenio interadministrativo para la cesión definitiva de la dársena interior (Marina Real Juan Carlos I) a la ciudad deja fuera los muelles portuarios donde la alcaldesa Rita Barberá proyectó viviendas con amarres. El muelle de Poniente (70.000 metros cuadrados) y parte del de Levante (135.000 m2) se agregaron al ámbito de la marina en el consejo rector del Consorcio Valencia 2007 de 11 de enero de 2006. El acuerdo suponía añadir 205.000 m2 más al millón de metros (lámina de agua incluida) del ámbito de la marina.

En el concurso de ideas convocado por el Consorcio hace tres años se incluyeron los muelles, que también han aparecido grafiados como suelo urbano en la revisión del PGOU de Valencia.

El acuerdo de máximos de 2006 ha quedado en papel mojado, a tenor del borrador de cesión que la Autoridad Portuaria de Valencia ha puesto sobre la mesa del ayuntamiento, la Generalitat y el Gobierno. La cesión se queda en los términos que se pactaron en 1997 con el Ministerio de Fomento, es decir, en la desafectación exclusivamente de los 275.000 m2 de la dársena interior.

El convenio, según ha sabido este diario, sólo prevé ceder a la ciudad los tinglados modernistas, las bases de los equipos y el Veles e Vents. El canal y la marina exterior, donde hay 620 amarres, no serán propiedad a la ciudad. La APV plantea una concesión directa al Consorcio Valencia 2007 para que explote los amarres por un periodo de tiempo aún por cerrar. La misma fórmula se aplicaría al pantalán de megayates puesto que la lámina de agua de la dársena seguirá siendo titularidad del puerto.

Limitaciones legales y jurídicas han impedido ir más allá en la cesión de suelo portuario a la ciudad. Una cesión justificada porque los terrenos que pierde el puerto en la frontera con la ciudad los ganará en la ampliación norte en curso y que muchos entienden como una compensación por la pérdida de las playas de Natzaret y la Punta.

El puerto sólo puede entregar a la ciudad los suelos desafectados y de naturaleza patrimonial, esto es, los 275.000 metros cuadrados de la dársena "vella". El canal, la marina exterior, las láminas de agua y los muelles de Levante y Poniente no pueden ser cedidos porque son dominio público portuario y no han sido desafectados pese al acuerdo de 2006.

Los muelles se conectaron con motivo de la Copa del América. El puente levadizo que los unía se trasladó posteriormente, con la construcción del circuito de F1, junto al canal.

A falta de "afinar" algunas cuestiones de tipo jurídico el ayuntamiento estaría dispuesto a suscribir la cesión que plantea la APV.

El otro escollo que queda antes de poner en explotación la infrautilizada dársena interior es desbloquear el Consorcio Valencia 2007. El ayuntamiento insiste en que el Gobierno tiene que sentarse a negociar. Rita Barberá asegura que lleva meses llamando al departamento de la vicepresidenta económica, Elena Salgado, para sentarse a hablar sobre la explotación de la marina y no obtiene respuesta. De la explotación comercial de la dársena, donde estaba previsto construir tiendas, restaurantes, espacios deportivos y culturales, viviendas e incluso un hotel depende la devolución del crédito de 400 millones del ICO de las obras de la Copa del América.

Los muelles que

la ciudad le

disputa al puerto

Con la incorporación en enero de 2006 de los muelles de Levante y Poniente al ámbito de la marina y del concurso de ideas (donde también se integró el PAI del Grao), el Gobierno, entonces representado por Jordi Sevilla, accedió sólo en parte a los deseos de la alcaldesa. Sevilla descartó la posibilidad de urbanizar este espacio e integrarlo junto con la dársena como un barrio más de la ciudad.

Los muelles, según el acuerdo del consejo rector del Consorcio de 2006, seguirían teniendo la consideración de suelo de dominio público portuario y en ellos únicamente tendrían cabida usos vinculados a dicha actividad, como los cruceros. Este uso coincide con los planes del puerto que ha ubicado en esta zona las nuevas terminales de cruceros, una de sus grandes apuestas de futuro vinculada a la llegada del AVE.

La alcaldesa siempre ha pensado que los muelles que hoy ocupan grúas y contenedores portuarios "acabarán cayendo" e integrandose en la ciudad. Precisamente, la construcción de viviendas con amarre en dichos muelles fue la opción que barajó el ayuntamiento y el anterior Gobierno del PP para financiar la Copa del América.

La incorporacion a la ciudad de los muelles también se condicionó en el acuerdo de 2006 a la extinción o el rescate de las concesiones de Astilleros Boluda y Contenemar.