La alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, que el pasado sábado ya generó un revuelo considerable al cuestionar la independencia de la Justicia en plena tormenta Gürtel sobre el Palau de la Generalitat y pedir que se abra un debate al respecto, ayer puso el objetivo sobre las diputaciones provinciales. La alcaldesa pidió una reflexión sobre si algunas corporaciones deben ser "puramente de servicios" y dejar de ejercer como "corporaciones políticas" para evitar "encarecer innecesariamente" al Estado.

Barbera, que hizo estas reflexiones en "Los Desayunos de la Agencia EFE" en Valencia, apuntó: "No se puede pensar en autonomías como Andalucía sin las diputaciones y los servicios que prestan, o en Castilla y León, que es la comunidad más grande de España", si bien en otras comunidades más pequeñas, las corporaciones "deberían ser puramente de servicios", manifestó. Con todo, defiende que las diputaciones sigan existiendo en alguna de estas dos formas porque "hacen falta" para dar "cobertura técnica" a "muchos ayuntamientos que no tienen medios" y comparten recursos con estas instituciones.

La reforma de la Administración es "uno de los retos más importantes y de mayor modernización que tiene por delante España", en el que debe primar el criterio de subsidiariedad: "Al que esté más cerca, que le den las competencias con los recursos". En este sentido, calificó de "demencial" que varias Administraciones estén prestando "las mismas competencias" en el marco institucional actual, lo que está generando a su vez "un coste sobre coste", lamentó.

La alcaldesa de Valencia también se refirió al debate en torno al Estado de las Autonomías, una polémica que abrió hace unas semanas el ex presidente José María Aznar al considerar el modelo español inviable. A este respecto, Barberá opinó que aunque el Estado de las Autonomías es "bueno" y ha traído "mucho bienestar", "las asimetrías" y las "tentaciones" de algunos "estadistas" pueden llevarlo hacia "una espiral sin final". Paradójicamente, la alcaldesa censuraba los desequilibrios autonómicos instantes después de haber propuesto crear dos formatos de diputaciones dentro del Estado.

Siguiendo con la cuestión autonómica, la dirigente popular, que confesó ser una "enorme defensora del principio de autonomía", apuntó que, a su juicio, "el problema" reside en "la gestión de la autonomía" y no el "principio autonómico", de cuya "bondad" se dio cuenta a su llegada al ayuntamiento.

"La Administración española probablemente sea muy cara. Todos tenemos que saber que la democracia es cara, pero no encarecerla innecesariamente con una acumulación de competencias que no elimina instituciones ni burocracia en la Administración central cuando la ha transferido", aclaró. Si todas las competencias de Sanidad o de Cultura han sido transferidas a las Administraciones local y autonómica, "¿para qué queremos un Ministerio de Sanidad o de Cultura?", se preguntaba.

Rajoy, como Aristóteles

Del mismo modo, Barberá también se mostró convencida de que el líder del PP, Mariano Rajoy, se convertirá en "el presidente democrático que más poder territorial administre", así como de que en las elecciones municipales y autonómicas del 22 de mayo los socialistas perderán "sus feudos más conocidos".

"Estaría muy contenta en lo político y enormemente satisfecha en lo personal" si Rajoy llegara a la Presidencia del Gobierno, ya que tiene "cualidades muy importantes" para este cargo, como su conocimiento de la Administración en los distintos niveles, así como "la ilusión y las ganas" que tiene para afrontar los retos económicos y sociales del país.

"Es muy probable que sea Rajoy el presidente democrático que más poder territorial administre con sus alcaldes y sus presidentes de comunidades", dijo. Rajoy, al que compara con el filósofo Aristóteles por su serenidad, "templanza" y "prudencia", "tiene ganas, ilusión y sabe lo que tiene que hacer" porque lleva "mucho tiempo diciéndole al Gobierno cuáles son las alternativas".

Alborch defiende la actuación en el Cabanyal

La portavoz del grupo municipal socialista en el Ayuntamiento de Valencia, Carmen Alborch, señaló ayer que el Gobierno central "ha protegido el Cabanyal desde la independencia de criterio y dentro de sus competencias". Alborch se manifestó así tras las declaraciones realizadas por la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, en las que la acusaba de meter al Ejecutivo central en el "lío" de la paralización del Plan Especial de Reforma y Protección Interior (PEPRI) por su "glamour cultural y su irresponsabilidad".

Alborch dijo que el Gobierno "no sólo no se ha metido en ningún lío, sino que con su decisión de suspender la prolongación de la avenida de Blasco Ibáñez ha abierto una puerta a la esperanza para revitalizar el barrio con la recuperación de su patrimonio, la promoción de su economía y sin derribos". "Es el empecinamiento de Barberá por los derribos lo que realmente perjudica el barrio al paralizar su recuperación e impedir su progreso", dijo. e. p. valencia