Dicen que un diamante es para siempre, pero eso no implica que las tiendas donde los venden también lo sean. Tras más de 40 años la mítica joyería Atenea, antes conocida como Carbonell, ha cerrado esta semana sus puertas definitivamente.

Se acabaron los tiempos en los que este local situado en la plaza del Ayuntamiento (esquina con Barcelonina) suministraba relojes de lujo y alhajas a la ciudad de Valencia, o al menos, a aquellos que podían permitírselos. Como despedida, la joyería organizó una liquidación en la que podían encontrarse todo tipo de exclusivos caprichos a precio casi de saldo. Ayer, sin embargo, el panorama del local era muy distinto, las ventas habían llegado a su fin y de lo que había sido uno de los establecimientos con más solera de la ciudad ya sólo quedaban estantes vacíos y cajas amontonadas.

Al contrario de lo que se podría pensar, este cierre no se debe a la crisis sino a la jubilación de sus dueños. Como explica la propietaria Carmen Martínez, tras tantos años entre vitrinas "es tiempo de descansar", aunque reivindica el recuerdo de un local "donde han comprado joyas las personas más importantes de la ciudad".