El catedrático de Historia del Artes, Salvador Aldana, dedica muchas mañanas de domingo o cualquier pizca de tiempo libre a fotografiar "graffitis" por las calles de Valencia. Este "arte urbano no convencional" se ha convertido en una de las pasiones del ex director general de Patrimonio y ex presidente de la Real Academia de Bellas Artes de Valencia, a la que aún pertenece, y que, a sus 82 años, mantiene una lozanía envidiable. Aldana ha captado en los últimos años más de mil fotografías de los grafitos que se ha encontrado o que, en algunos casos ha ido a buscar. Y ayer tradujo su filia en una documentada conferencia, que ofreció en el Salón de Actos de la Academia de San Carlos, "como complemento del programa que hemos dedicado en los últimos 24 meses al arte valenciano de los últimos 30 años", aseguró el presidente de la bicentenaria institución, Román de la Calle que ha instigado a su compañero en la academia a que plasme por escrito su pasión.

Aldana ha contabilizado que existen "177 graffiteros con todo tipo de obras en la Comunitat Valenciana". De hecho, asegura, Alicante y Valencia son (por este orden) la tercera y cuarta ciudades españolas con más graffitis en las calles. "En Castelló han sufrido una persecución importante y se han refugiado en la A-7 con un ingenioso método: trabajan con pintura reflectante que ofrece "flash" momentáneos". Tres de estos artistas son de los que más emocionan a Aldana: "Duke 103, el más intelectual de todos" y autor de unos impresionantes murales en el Camí Reial de Madrid, a la entrada de Valencia; Miss Van "una graffitera interesantísima que ha trabajado en Barcelona" y que elabora unas espectaculares figuras femeninas de estilo floral; y "XLF" que firma un dibujo en el que el profesor Aldana ve "influencias de las miniaturas mozárabes", aunque otros muchos se inspiran en Picasso, Kandinsky, Dalí o el grafitero más internacional, Banksy, que tiene una fiel seguidora en Valencia. Como resulta evidente ninguno de estos artistas usa su nombre porque "así dificultan que puedan ser multados por la policía". Porque el graffiti, aunque sea arte, continúa siendo ilegal. "De ahí que muchos graffiteros eligen fincas abandonadas en las que sus dueños no van a denunciarles y por eso Ciutat Vella ha sido el motor del grafito en Valencia". Aunque en el "cap i casal" el ayuntamiento suele taparlos bajo una capa de pintura gris. Toda una metáfora. "Un día en el Carmen fotografié un graffiti en el extremo de una pared, mientras una brigada de limpieza junto a una pareja de policías, limpiaba en el otro extremo. No me acerqué más... Por si me detenían", asegura el profesor.