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Cualquiera que haya crecido en la ciudad de Valencia recuerda las mañanas de domingo cambiando cromos en la Plaza Redonda. Un buen fajo con los repetidos, una lista con los más escurridizos o deseados y unos padres que negociaran sin piedad, eran elementos imprescindibles para conseguir completar alguno de esos álbumes interminables.

Sin embargo, esta estampa entrañable contrasta con la batalla que mantienen desde hace 15 años los responsables de los distintos puestos de cambio. De un lado, se encuentran Toni Pérez y su mujer, que llevan 30 años al frente del tenderete situado en la calle Pescadería. Ellos actúan con permiso municipal y licencia de autónomos, como cualquier otro comercio ambulante. A dos calles de allí, en la Mariano Benlliure, la Asociación de Cromos de Valencia se dedica al intercambio de esas deseadas piezas, pero también a su venta. Y es ahí donde radica el conflicto, pues, para Pérez una asociación como esa "no puede lucrarse con la venta de los cromos y, además, no tiene licencia para hacerlo". Por ello, según él los miembros de la Asociación se dedican a comerciar "de forma ilegal, sin pagar impuestos ni declarar por el trabajo que desempeñan". "Les he denunciado varias veces, pero la Policía no hace nada", se indignaToni.

Desde la Asociación del Cromo, que despliega 5 tenderetes domingos y festivos, se da una versión más idílica del asunto, pues, aunque reconocen que legalmente no deberían vender sus cromos, defienden que no éste no es su auténtico objetivo. "Nosotros nos dedicamos al cambio principalmente, somos coleccionistas , pero, si viene gente sin cromos para cambiar y quiere alguno de los nuestros, no se los vamos a dar gratis, no tiene sentido", se justifica Antonio César Mengó, con más de 10 años en esta actividad.

Años de acusaciones recíprocas

Tras lustros de acusaciones cruzadas, la guerra de los cromos continúa y alcanza también los metros de los tenderetes, los precios de las piezas y el valor de los trueques . En los próximos meses, con la Plaza Redonda ya sin obras, la asociación espera que el Ayuntamiento les reubique en otro espacio, pero, con toda probabilidad, esto no facilitará un alto el fuego ni el .