Más que de haber pisado territorio bosnio en 1998, 1999, 2000, 2002 y 2006, el teniente coronel Javier García-Calvo (Toledo, 1951) presume de haber sabido "día a día" entre 1998 y 2005 "todo lo que ocurría en Bosnia-Herzegovina". Estaba destinado en el Cuartel General de la Fuerza de Maniobra, desde donde se planeaba y dirigía la misión que el Ejército español llevaba a cabo en el país balcánico. Aquella tarea se hacía desde Valencia, ciudad que tuvo "una participación muy destacada" en la misión bosnia de las Fuerzas Armadas españolas.

Por un lado, desde Valencia "se coordinaba, dirigía y hacía el seguimiento" de la operación militar para luego informar a Madrid. Por otro lado, "todo el apoyo logístico de la misión en Bosnia se dirigía desde los cuarteles de la Alameda". Y después, claro, el cap i casal contribuyó a la misión "con soldados de caballería de Marines, con soldados de la unidad de la cooperación cívico-militar de Paterna, del regimiento de Inteligencia de la Alameda o de la brigada de transmisiones de BéteraÉ", resume el teniente coronel, ahora destacado como jefe de la Oficina de Comunicación del Cuartel General de Alta Disponibilidad.

Para la rama valenciana de la milicia, Bosnia fue importante. Pero para el Ejército español en su conjunto, fue una misión fundamental. "En 1992 -sostiene García-Calvo-, el Ejército entró adolescente a nuestra primera misión en el extranjero desde la Segunda Guerra Mundial. Aquél fue nuestro examen, nuestra puesta en escena, y toda la preparación que habíamos tenido en España en tiempos de paz sirvió para mucho, porque salimos maduros de aquella misión". Luego vino Kosovo, Albania, Irak, Afganistán... "Bosnia hizo madurar al Ejército en operaciones internacionales. Y ahora, tenemos unas fuerzas muy formadas y maduras para afrontar cualquier reto que venga desde el exterior", añade.

Algo casi igual de importante que la propia preparación técnica en operaciones extranjeras, destaca el teniente coronel García-Calvo, es un cambio estratégico en la política militar. "Bosnia ha cambiado en España la forma de ver la defensa nacional, al implicarse en el marco multinacional. Le ha hecho ver que la defensa de la soberanía nacional no solamente se hace en territorio patrio, sino que muchas actuaciones fuera de nuestras fronteras contribuyen al equilibrio internacional y a nuestra seguridad", afirma.

Ése fue un efecto indirecto de la misión. El más trascendental, aparte de frenar la guerra y estabilizar el país, según García-Calvo, se puede comprobar en la actualidad: "Bosnia está a las puertas de la UE, es un país totalmente democratizado, vive con pleno respeto a las diferenciasÉ y hasta participa en Eurovisión".

"El secreto del éxito fue el contacto con la gente"

Javier García-Calvo considera que "el estrecho contacto con la población bosnia fue, sin duda, el secreto de nuestro éxito. El soldado español era una persona muy condescendiente, que sabía hablar a todos por igual, que no veía distancia alguna en las diferencias raciales, religiosas o étnicas. Eran muy abiertos, muy cariñosos, muy imparciales... Eso a ellos les caló muy hondo. De hecho, en Mostar ha habido fuerzas francesas, italianas, alemanas, españolasÉ Pero los únicos que tienen una plaza dedicada somos los españoles", dice.