Una vez el mes cientos de familias hacen cola frente al almacén que el Banco de Alimentos de Valencia tiene en la capital del Turia para recoger un carro de comida que les ayudará a pasar los treinta días siguientes con menos agobios. En total se atienden diariamente a 250 familias, entre las que se repite frecuentemente el mismo perfil: todos los miembros están parados y algunos (o todos) no cobran el subsidio de desempleo. "Esto es un drama diario, es para llorar", afirma una de las voluntarias que trabajan en esta organización con sede en la Pobla de Vallbona. Hace unos años había un gran porcentaje de inmigrantes entre los demandantes, pero ahora con la crisis aseguran que el volumen de familias con origen valenciano es mayor que el de extranjeras.

Estos días los almacenes del Banco de Alimentos andan cargados de comida, ya que hace una semana se recibió la segunda fase de los tres millones de kilos de alimentos que el Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA), perteneciente al Ministerio de Medio Ambiente, ha transferido a la institución gracias al Plan de ayuda alimentaria a las personas más necesitadas puesto en marcha por la Unión Europea. Laura es una de las que se ha beneficiado de la donación del FEGA. Tiene 35 años y es auxiliar de geriatría. Lleva en paro desde 2009 y ya se le ha acabado el subsidio de desempleo. Para sacar adelante a su hija de 16 años y pagar el alquiler tiene que recurrir a "trabajos esporádicos". "La cosa está fatal", se lamenta.

El Banco de Alimentos distribuye la comida entre cientos de centros benéficos de la Comunidad Valenciana y reparte los alimentos directamente a las familias a través de otra entidad, el Banco de los Pobres, que inicialmente sólo tenía sede en la Pobla de Vallbona. Ante la avalancha de personas que acudían a este municipio desde Valencia, los responsables del Banco de los Pobres solicitaran al ayuntamiento un espacio en la ciudad para poder atender a esas familias. Ahora pueden verse diariamente largas colas de gente frente a la entrada del almacén que les han cedido, situado junto a la policía de la Av. del Cid.

Los carros repartidos se llenan con alimentos básicos: leche, arroz, galletas, pasta, frutas, etc. La organización sale adelante gracias a las ayudas de instituciones estatales, autonómicas y municipales. También cuentan con donaciones de empresas alimentarias. Jaume Serra, vecino de la Pobla de Vallbona, es el alma del proyecto. Él lo fundó hace ya 14 años y dedica la mayoría de su tiempo a sacarlo adelante junto con casi un centenar de voluntarios. Ahora maneja grandes cifras. De las 350 familias a las que ayudaba en 1994 ha pasado a atender mensualmente a unas 1.000 familias en la Pobla de Vallbona y a 3.000 en el Cap i Casal. En lista de espera se encuentran 400. "Nunca pensé que iba a llegar tan lejos", comenta orgulloso Serra.