La inminente visita del Papa a Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) no solo se vive en la capital de España. Muchas comunidades acogen estos días a miles de peregrinos. La valenciana es la que más, con 12.000 jóvenes llegados de 45 países que preparan desde la Archidiócesis de Valencia la llegada el próximo jueves de Benedicto XVI.

Con todo, de los cien millones en beneficios para toda España que ha calculado la organización del acontecimiento, poco han visto de momento los hosteleros del entorno de la Catedral de Valencia, centro neurálgico de las actividades que se viven estos días preparatorios.

«Lo único que hacen es molestar con los tambores. Aquí entran, piden un vaso de agua del grifo y se van.» Con estas palabras resumían desde un café de la Plaza del Tossal el mínimo impacto económico que está teniendo por ahora la llegada de miles de jóvenes. Y la sensación es compartida en restaurantes, bares, heladerías y hasta tiendas de recuerdos.

«No paran de pasar por la puerta pero sólo tenemos a los clientes de siempre. El problema, además, es la música. El jueves estuvieron cantando y los clientes no querían estar en la terraza. Es una molestia», comentaba la dueña de un restaurante de la calle Conde de Almodóvar, junto a la plaza de la Virgen. Y en otro, colindante a Serranos, el mismo lamento: «Nos entró un grupo de 30 personas y me ocuparon los servicios».

Lo cierto es que el perfil de los visitantes que estos días han tomado literalmente el centro de Valencia no es el de un gran consumidor. Son jóvenes sin excesivos recursos que viajan en grupos —se alojan en colegios, parroquias y casas de voluntarios, con lo que tampoco hay gasto hotelero—, y salen de casa con la mochila cargada y el ´picnic´ preparado pasa pasar el día. La visita a la capital, además de para improvisar corrillos de cantos y acudir a los actos religiosos y culturales organizados por la Archidiócesis de Valencia, sirve para conocer los rincones más atractivos del centro. Pero apenas hay consumo.

Ni siquiera las heladerías lo están notando en exceso. «Esta mañana no he vendido nada. Se amontonan en el mostrador y los clientes que quieren comprar se van al ver tanto jaleo. Ya pasó en 2006 con la visita del Papa», comenta un heladero de la Calle Navellos.

Tampoco los vendedores de recuerdos hacen el agosto. Los «Seguidores de la Virgen», a las puertas de la catedral, tenían ayer el puesto lleno de observadores de las estampas, rosarios y medallas de la «Geperudeta». «Compran poquito, vienen con el dinero justo», decía una dependienta. Sólo los establecimientos de comida rápida de la Plaza de la Reina, lleno casi todo el día, parece haber notado la excepcional llegada de visitantes.

Las expectativas hosteleras para hoy no son mucho mejores: una gran paella en el viejo cauce dará de comer a miles de peregrinos.

Osoro pone como ejemplo a San Vicente Mártir ante los jóvenes

Como en las últimas jornadas, la plaza de la Virgen volvió a ser el centro neurálgico de las actividades organizadas por el Arzobispado. A primera hora de ayer, el arzobispo Carlos Osoro presidió la última de las tres misas internacionales, y animó a los jóvenes de Polonia, Italia, Reino Unido, Brasil, Venezuela y Francia, entre otros, a tomar como ejemplo de «coherencia en la fe hasta las últimas consecuencias» a San Vicente Mártir, patrón de Valencia. Osoro apuntó a «dos tareas fundamentales y necesarias» para llegar a tener el mismo servicio y seguimiento que tuvo San Vicente Mártir. La primera, «morir a nosotros mismos, dejar nuestros gustos y lo que queremos y vivir con lo que quiere Cristo»; y, en segundo lugar, «dar a la vida a los demás», informó el arzobispado.

Además de esto, todo el centro de Valencia volvió a llenarse del color y los cánticos de los miles de peregrinos que están pasando estos días en la Comunitat Valenciana. También en la plaza se celebró una actuación de magia para decenas de jóvenes y familias con niños, trucos que contenían un mensaje cristiano, apuntaron las mismas fuentes. Ya por la tarde, la Archidiócesis había programado actuaciones de teatro «Godspell», además de oraciones en varias iglesias de la ciudad. Para hoy el programa que pone punto final a esta semana de «Valencia te acoge» tiene dos puntos fuertes: una paella gigante para los peregrinos en el cauce del Túria, entre los puentes de las Flores y Calatrava, y un Rosario nocturno (21 horas) en la playa, junto al antiguo Balneario de las Arenas.