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El calor pega fuerte en Valencia y a pesar de ser sábado casi nadie se atreve a salir a los Jardines del Turia a pasear, ni andando ni en bicicleta. Pero en un rincón del césped, bajo la sombra que dan varios árboles, se puede ver a un grupo de mujeres sentadas en círculo y con una aguja en la mano. Son las integrantes de "Valencia Knits", un grupo de aficionadas al punto y al ganchillo que se reúnen semanalmente para practicar su hobbie preferido. Saltaron a la fama la semana pasada por ser las responsables de haber confeccionado fundas para los bolardos de la plaza del Negrito del barrio del Carmen.

"Tejer es nuestra pasión y por eso queremos llevarla más lejos". Así explica Eva López, la portavoz del colectivo, el hecho de que llevaran a cabo la acción de los bolardos que tanta expectación ha provocado entre los medios de comunicación. La iniciativa se enmarca dentro del "urban knitting", un movimiento mundial que aspira a reivindicar la actividad de tejer como forma de expresión artística. Así, aspiran a cubrir cualquier elemento del mobiliario urbano con tejidos. En Valencia ya han realizado varias intervenciones pero ninguna alcanzó la repercusión que tuvo esta última. Ahora aseguran que tienen en mente hacer aparecer el ganchillo de nuevo, pero no quieren desvelar ningún detalle de su próxima acción.

Valencia Knits está formado por unas 30 personas. No tienen ningún registro oficial ya que cada miembro acude a las reuniones del sábado cuando quiere y puede. En el grupo sólo hay un hombre y la mayoría de tejedoras son menores de cuarenta años y viven en Valencia y alrededores. No todas han querido formar parte de la guerrilla del "urban knitting", aunque con el éxito que ha tenido se va animando más gente a formar parte de ella.

El concejal de Urbanismo del Ayuntamiento de Valencia, Jorge Bellver, felicitó públicamente a las ganchilleras por las fundas de los bolardos el pasado miércoles. Ellas se sienten halagada por las palabras del edil. Estos días han recibido numerosas peticiones para unirse al grupo. Ayer había dos nuevas tejedoras. Marta, una de ellas, lamentaba que haya gente que piense "que lo de tejer es de abuela, cuando no lo es".

Bufandas, chaquetas o muñecos. Nada se les resiste a estas tejedoras. Aunque no se reúnen para dar clases sí que se ayudan entre ellas para aprender nuevas técnicas. "Es una pena que se pierda esta artesanía, fabricar algo con tus propias manos es muy satisfactorio", comentaba Eva. El grupo nació en 2006, cuando dos de sus miembros se conocieron en un foro de "urban knitting" en Internet. Cinco años después "Valencia Knits" se ha convertido en una pequeña familia. "Estoy deseando que lleguen los sábados", afirmó riendo una de ellas.