Las líneas 89 y 90, que llevan el nombre «Circular-Ronda Trànsits», son las más usadas del servicio metropolitano de transportes. Según datos ofrecidos por el Ayuntamiento de Valencia, 11.113.633 viajeros cogieron en 2010 una de estas dos líneas. La tasa de ocupación diaria es de estas dos líneas es cercana al 60% — del 60.2% para la 90 y del 57% para la 89—. Hacen un amplio trayecto periférico que recorre el anillo exterior de la ciudad con inicio y final en el corazón del barrio de Campanar, justo enfrente de la vieja Fe.

La línea 90 nace en el antiguo hospital, frente al esqueleto del centro casi abandonado. Se adentra en el abotargado Campanar, que espera una solución cuanto antes al problema creado en el barrio por el cierre del antiguo hospital La Fe, antes de enfilar la avenida Peset Aleixandre. Se trata de una de las arterias más importantes de la ciudad, pues une el norte y la zona de las universidades con el oeste de Valencia —barrios de Campanar, Torrefiel...—. La línea continúa por la avenida Primado Reig, que es el nombre que recibe la vía cuando se cruza con la calle Sagunt. Esta avenida viaja hacia al este de manera paralela al Jardín del Turia. Cruza entonces la 90 con la línea 6 de Metrovalencia, en la calle Almassora, cerca de la parada de Pont de Fusta.

La 90 llega después a las inmediaciones de Benimaclet y del cuartel de la Guardia Civil antes de que el traqueteo del autobús «oruga», compuesto por dos autobuses juntos con capacidad para cuarenta pasajeros sentados y un par de decenas más de pie, lleve a los viajeros a la zona de las universidades, con una parada en plena Universitat de València, justo detrás de los campos de deportes y a pocos minutos a pie del campus de la avenida Blasco Ibáñez, donde se encuentran instalaciones universitarias tan importantes como el Aulario 3 y las Facultades de Psicología, Medicina y Comunicación, entre otras, así como de la clínica Quirón y el Hospital Clínico. Las paradas de esta zona son de las más transitadas, sobre todo a primera hora, cuando cientos de estudiantes utilizan esta línea —o su hermana, la 89, que hace el trayecto inverso— para acceder a sus centros de estudio.

La 90 continúa su recorrido por la avenida de Cataluña, tras recorrer todo Primado Reig, hacia Blasco Ibáñez, con paradas cercanas a la avenida de Aragón y al estadio de Mestalla. De hecho, la de la calle Bélgica registra mucho tráfico de viajeros hacia el mediodía, debido a la cercanía de colegios como El Pilar o Guadalaviar. La 90 baja después por la avenida Cardenal Benlloch, que discurre hacia el sur en dirección, de nuevo, a esa arteria que divide Valencia que es el antiguo cauce del río Turia.

Hay paradas cercanas al cruce de las calles Yecla, Chile, Santos Justo y Pastor y Amadeo de Saboya, próxima a la zona de Manuel Candela y del Hospital Casa de la Salud. La 90 sigue después su trayecto hacia el sur hacia el cruce con la avenida del Puerto, cuando cambia de nombre y coge el del biólogo valenciano Eduardo Boscá. La línea llega al río y al paseo de la Alameda, en las inmediaciones de la Ciutat de les Arts i les Ciències, el Palau de la Música e importantes centros comerciales como el del Saler y el Aqua. El autobús cruza y pasa a la orilla sur del Jardín del Turia, donde enfila hacia las calles Mestre Racional y Matías Perelló en una zona con varios colegios y, por tanto, muchos niños en los buses durante las horas punta.

Viaja la 90 hacia la parte trasera del barrio de Russafa hasta desembocar en la plaza Manuel Sanchis Guarner en los límites norte de los barrios de En Corts y Malilla, donde la plaza se encuentra con Peris y Valero, a la que la línea ha viajado de manera paralela. El autobús cruzará entonces el puente sobre las vías de tren en dirección a la avenida César Giorgeta. Esta línea se convierte también en una manera sencilla y efectiva de acercarse a la estación del AVE Joaquín Sorolla, puesto que dispone de paradas próximas. Una más al final de la calle Albacete y cerca de la calle Jesús deja a los viajeros próximos a la biblioteca de Giorgeta, en la antigua estación de tren, la Clínica Virgen del Consuelo y la Finca Roja. La 90 tiene una parada en Pérez Galdós, en la esquina de la calle Cuenca y la avenida Tres Forques, en un importante cruce que conecta las grandes vías con el sur de la ciudad y los barrios de Patraix, Safranar y Vara de Quart, del distrito de Patraix, y los de Tres Forques y la Fontsanta, de l´Olivereta. El trayecto de la 90 cruza más tarde con Ángel Guimerá, siempre en su camino de vuelta al noroeste de la ciudad, de donde salió hace ahora aproximadamente 45 minutos.

Conforme se acerca al río, la línea se aproxima, como hizo antes con Benimaclet, al barrio de l´Olivereta y a lugares como el Convento de Santa Clara o el Centro Deportivo Cultural La Petxina y a colegios como San Pedro Pascual o San José de Calasanz. Queda poco más de un cuarto de hora para que una de las cinco líneas circulares de Valencia —la 5, la 89, la 79, la 80 y, por supuesto, la 90— finalice su trayecto. Vuelve a cruzar el río hacia, de nuevo, Campanar, por la avenida de Maestro Rodrigo y la calle del Marqués de Sant Joan. Estas paradas quedan cerca del centro comercial Mercat de Campanar, casi desierto, como denunció Levante-EMV este verano, a excepción de los cines de la tercera planta. Finalmente, la línea 90 enfila Valle de la Ballestera, hacia la vieja Fe, justo al lado del centro comercial de Nuevo Centro.

Opiniones

Y los viajeros, mientras tanto, encantados. Les molesta el traqueteo del autobús, superior al del resto de vehículos de la flota de la EMT, principalmente porque se trata de un «oruga», es decir, dos autobuses juntos, lo que aumenta la cantidad de usuarios que pueden acceder a estas líneas. «Sí, se mueve mucho más que otros», asegura Rosa, una mujer que asegura que coge esta línea «dos veces al día, por lo menos, para ir a casa de mi hija para cuidar a mis nietos». En general, sin embargo, el grado de satisfacción de los usuaarios es bastante elevado. «Es de las más cómodas, eso está claro, porque te deja cerca de casi cualquier sitio donde quieras ir», indica otra usuaria. La frecuencia de paso, mejorada a los seis minutos en las horas punta, también es un punto a favor de la línea. «Apenas tienes que esperar a que llegue», dice Rosa.

El trayecto, que dura entre hora y hora y media, según el tráfico y la hora a la que se realice, discurre por algunas de las calles y avenidas más importantes de Valencia, lo que facilita y mucho el movimiento entre ellas, según muchos de los usuarios consultados. «No hay manera más rápida de viajar hacia la zona norte de la ciudad», dice Juan, que ha subido en la parada de Blasco Ibáñez e irá hasta Campanar, donde vive. «Me gusta tanto para ir a casa como para volver de ella, y normalmente no tarda nada, no tienes que pasarte horas esperándolo en la parada como otras líneas», indica.

Se trata, además, de una de las líneas con recorrido más amplio de Valencia. De las cinco circulares antes nombradas es la que hace el trayecto más largo, pues la 5 es la interior y discurre «intramuros» de Valencia, por la orilla del río y las calles Xàtiva y Guillem de Castro, y las líneas 79-80 hacen el trayecto en ambos sentidos de las grandes vías, de la estación de autobuses en Menéndez Pidal al campus de Blasco Ibáñez, previo paso, obviamente, por las cuatro grandes vías de la ciudad. «Para lo larga que es, no tarda mucho», señala un viajero que, eso sí, hace hincapié en que nunca la ha recorrido entera.

Esta línea comienza sus recorridos alrededor de las 4.30 horas de la mañana, convirtiéndose así en una de las más madrugadoras debido a que conecta los barrios periféricos con algunos de los centros de trabajo más importantes, como las universidades. La última salida de las 89-90 es entre las 22.20 y las 22.40. Las frecuencias de paso oscilan entre los seis minutos y quince minutos los días laborables y entre los nueve y dieciséis de los festivos.

Las líneas nocturnas, también demandadas

No sólo durante el día estás líneas bullen de actividad. También de noche, las N89 y N90, que hacen el mismo trayecto pero en versión nocturna, son de las más demandadas. Con una tasa total de ocupación superior al 7%, las líneas nocturnas de EMT ofrecen muchas más plazas de las que finalmente se ocupan. La frecuencia de paso por las noches de estas líneas es de cuarenta y cinco minutos y realiza cinco viajes, con salidas desde Campanar hasta la 1.30 horas de la madrugada —este último viaje vuelve ante la vieja Fe hacia las 2.10 horas, en un trayecto que dura 40 minutos—.

Á. S. valencia