Los vecinos de Nou Moles han pasado en apenas un mes de la indignación a la movilización y a la resignación. El proyecto estrella del Plan Confianza en Valencia, la construcción de un gran complejo polideportivo en la parcela del antiguo pabellón Marcol, ha sido paralizado por la empresa constructora debido a las deudas de la Generalitat y desde la administración autonómica se ha terminado confesando a los vecinos que no hay dinero para continuar. Todo lo que pueden hacer es retirar las vallas de las calles y reponer los semáforos para que los viandantes y los coches no tengan obstáculos. Así pues, los vecinos han suspendido la manifestación que habían convocado para el día de ayer y ya sólo esperan que algún día se convierta en pabellón lo que a día de hoy es un socavón en medio del barrio.

La cara de esa frustración es la presidenta de la Asociación de Vecinos de Nou Moles, Casilda Ossa. Ella fue la persona más elogiada, por su tenacidad, el día que la alcaldesa de Valencia, Rita Barberá, y la consellera de Cultura y Deportes, Trini Miró, colocaron la primera piedra de este gran centro deportivo. La idea era construir un pabellón con capacidad para más de 2000 personas en el que jugaría el equipo de baloncesto femenino Ros Casares; dos piscinas cubiertas, una para el Club Waterpolo Turia; una sala de fitnes y otra de musculación, además de otras instalaciones auxiliares. Y todo ello con una inversión de 12,7 millones de euros y un plazo de ejecución de 18 meses. Debía estar terminado el próximo verano.

Los obreros se lo llevaron todo

Pero cuando sólo había transcurrido medio año, las obras se pararon. "Hace unas semanas los obreros lo recogieron todo" y la explicación de la empresa constructora, Secopsa, fue que "la Generalitat no les pagaba". Al parecer, le debía más de 1 millón de euros, asegura la propia presidenta vecinal, que fue quien hizo la consulta.

A raíz de ahí hablaron con el concejal de deportes, Cristóbal Grau, que aseguró desconocer el problema; y más tarde con la Conselleria de Presidencia, donde un técnico admitió que no había dinero para más.

Fue entonces cuando la Asociación de Vecinos convocó una manifestación para el día de ayer. Ya tenían hasta los permisos de la Delegación del Gobierno. Pero dos días antes, "preocupados por esa movilización" ciudadana, Casilda Ossa recibió una nueva llamada de la conselleria que dirige Lola Johnson para insistirle en que no había dinero y prometerle que se retirarían las vallas que obstaculizan las calles y se repondrían los dos semáforos que habían quedado fuera de servicio. "Si Hacienda libera alguna partida, entonces continuarán con el proyecto", le dijeron.

Ante esta declaración, la Asociación de Vecinos decidió anular la manifestación y simplemente resignarse. Sólo espera que algún día se reanuden las obras y pueda terminarse el pabellón deportivo, un objetivo en el que, aseguran, el Ayuntamiento de Valencia, aunque no sea suyo el proyecto, "tiene mucho que decir".

De momento, donde se iba a levantar un edificio moderno, ha quedado un socavón enmarcado en unas paredes de encofrado. "Con la alegría que teníamos, ver esto así es un palo", asegura Casilda Ossa.