El hallazgo de las cuatro trampas no es un hecho aislado. La vecina que encontró ayer los cepos y el responsable del área de guardia de la mayoría de los parques de la ciudad recordaban que un hombre fue pillado colocando varillas con pegamento en el mismo parque. Este otro tipo de caza, el «parany», está también prohibida al tratarse de un método no selectivo.

Como explicaba ayer el encargado de los guardas, Pedro Abril, «hace dos años cogimos a un hombre que enviscaba». Encontraron palos con pegamento en una zona de césped. Entonces Abril empezó a pasear durante varios días de paisano hasta que se hizo con el individuo. Tras tomarle los datos personales, tanto él como la vecina que ha encontrado los cepos, realizaron una denuncia a la Policía Local. Abril señala que desde entonces no se han vuelto a ver estas varillas, aunque la vecina asegura haberlos visto por última vez este verano. Pedro Abril explica que al conocer a este hombre «lo tenemos controlado». Desconoce si es el mismo que ha colocado los cepos, aunque la vecina cree que se trata de dos personas diferentes.

«Esto de los cepos es nuevo. Nosotros repasamos siempre el parque para evitar que haya objetos peligrosos. Lo habrán colocado a primera hora o hace muy poco», explicaba Abril. «Aprovechan que los guardas tienen que trabajar en otro parques. Cuando se ausentan colocan las trampas».

Cabe recordar que la ley de caza valenciana de 2004 sanciona el uso de cepos y de sustancias adhesivas. En 2009 las Corts aprobaron con los votos favorables del PP, PSPV y Bloc, una nueva ley para legalizar el «parany» alegando que se trata de un tipo de caza «tradicional».

El Gobierno consideró que se estaban invadiendo sus competencias. Lo recurrió ante el Tribunal Constitucional que admitió la petición y señaló que seguirá siendo ilegal hasta que dicte una sentencia definitiva. La Unión Europea también es contraria a este método para apresar aves.