Nacieron como un festejo marginal, pero han pasado a convertirse en la fiesta mayor de los valencianos. La Generalitat quiere ahora proteger las fallas y blindarlas. Para ello ha iniciado la tramitación para declararlas Bien de Interés Cultural (BIC) Inmaterial, paso previo para un fin mayor: conseguir que la fiesta se reconozca como Patrimonio de la Humanidad Inmaterial. Eso sí, el decreto del Consell ni cambia ni encorseta la celebración de la fiesta. Ahora bien, refleja su ADN, es decir, la esencia donde se almacenan las instrucciones que dirigen el desarrollo de algo incipiente que ha acabado convirtiéndose en un organismo adulto.

historia

De tradición marginal a fiesta "grande"

La tradición que surgió en la Edad Media de quemar objetos y muñecos a modo de purificación era vista por la burguesía de los siglos XVIII y XIX como una práctica popular de mal gusto, peligrosa e incivilizada. Por ello, existían prohibiciones para plantar monumentos así como bandos informativos al respecto. Por aquel entonces los monumentos eran de temática erótica y justicia popular.

Hasta el último tercio del siglo XIX, las fallas eran todavía un festejo incluido en la festividad de San José, y solo en el último periodo de este siglo la crítica política ganó peso en los monumentos, algo que no gustó a los autoridades que respondieron con represiones que hicieron la situación insostenible. Por ello, entre 1855 y 1887 se produjo un cambio fundamental en la historia de las Fallas: la negociación necesaria para que las aguas se calmaran. La consecuencia fue que los criterios estéticos ganaron terreno a la sátira política. Hasta ahora.

El cambio de siglo supuso la desaparición definitiva de la falla de trastos viejos y la consolidación de la artística. El monumento mejoró al igual que la articulación de la fiesta. La temática política perdió decididamente peso en favor de la falla erótico-picante y de la temática de apología valenciana. Los años veinte alteraron la composición global de las Fallas. La fiesta se transformó en un gran polo de atracción turística que implicó la configuración de las Fallas como la gran fiesta de la ciudad. Crecieron los monumentos y la fiesta desbordó el entorno urbano y metropolitano, extendiéndose por un sin fin de municipios, con un predominio absoluto de la falla escultórica que implica la intervención del artista especializado. Tras la Guerra Civil las Fallas entraron en un nuevo periodo donde se introdujeron actos como la Ofrenda (1945) y la creación de la Junta Central Fallera (JCF). Las fallas crecieron en número en una ciudad que también se desarrolló urbanísticamente.

entramado asociativo

El casal: laboratorio de la fiesta

Las comisiones falleras constituyen un entramado asociativo que abarca toda la ciudad. El casal es el verdadero núcleo de la fiesta y el auténtico laboratorio de la misma. Las comisiones son elementos identitarios de negociación entre el individuo y el resto de la urbe, mediante su adscripción a una demarcación, que fija un espacio concreto -calles, plazas e incluso número de edificios- para cada comisión. Las relaciones falleras implican a familias enteras, siendo muy habitual que abuelos, padres y niños pertenezcan a una misma falla. Las comisiones se institucionalizaron a finales del siglo XIX y principios del XX hasta convertirse en asociaciones, con sus cargos y juntas directivas. Además, han desarrollado una compleja red con federaciones y agrupaciones de falla unidas por criterios o bien de afinidad o bien económicos.

Junta central fallera

Mecanismo de control para organizar los eventos

La Junta Central Fallera (JCF) organiza todos los eventos oficiales y surgió tras la Guerra Civil como un mecanismo de control -para resolver conflictos y mediar entre los intereses populares y los políticos que gobiernan la ciudad- y para realizar una reglamentación minuciosa de las actividades, que iban en aumento.

el monumento

Elemento simbólico sobre el que se desarrolla la fiesta

Los monumentos falleros son el elemento simbólico sobre el que se desarrollan la fiesta. Antes y ahora. Hoy en día los monumentos falleros han generado una estética propia, además de un vocabulario específico como "remat", "contrarremat", "figura", "ninot", "bastidor", "cabiró" o "vareta".

ciclo ritual

El ejercicio fallero

Una serie de eventos inamovibles marcan el ejercicio fallero: la elección de la fallera mayor (de cada comisión y de las que representarán a la ciudad) -incluidas sus presentaciones y exaltaciones-, la "Crida", la "Exposición del ninot" y las "mascletades" del 1 al 19 de marzo. En la semana fallera destaca la "despertà" -que se celebra a diario y utiliza los petardos "trons de bac"-, los pasacalles, la recogida de premios, la Ofrenda de flores, la "Nit del Foc" y la "Cremà", que antaño se realizaba la víspera de la festividad de San José en lugar de en la noche del 19 de marzo.

literatura fallera

Exclusiva en valenciano. La evolución de los "Llibrets"

La expansión y evolución de los "Llibrets de falla" se debe, fundamentalmente, a Lo Rat Penat, que en 1903 concedió un galardón de carácter anual al "Millor Llibret i Explicació de la falla". Este elemento de difusión fallera ha evolucionado mucho, aunque ha mantenido como inamovible la lengua: el valenciano. De la simple explicación en verso de la temática del monumento, el "Llibret" incluye ahora el organigrama de la comisión, y contenidos culturales y populares que conforman un amplio "corpus" de literatura popular fallera.

indumentaria

Elemento identitario

Alrededor de la fiesta se ha desarrollado toda una recuperación y codificación de la indumentaria tradicional popular, donde destaca el traje de valenciana y el blusón menestral. Es necesario destacar el tejido de seda, elaborado con telares tradicionales y con motivos ornamentales antiguos, es decir "l'espolí". Además, la recuperación de trajes ha contribuido al oficio propio de indumentarista, así como a la supervivencia de otros como el de orfebre, la fabricación artesanal de abanicos, el peluquero o el florista.

pirotecnia

Un espacio propio

La pirotecnia es un elemento que comparten muchas otras fiestas. Ahora bien, en las Fallas cuenta con un espacio específico ya que muchos de los actos más importantes son exclusivamente pirotecnicos, lo que ha ayudado a desarrollar y profesionalizar el oficio.