Hace unos cuantos años, quizá por los 60 del siglo pasado (casi ayer) un ministro franquista, el Sr. Solis, sí el de la sonrisa profiden, se hizo famoso por la frase «Menos latín y más deporte». La respuesta de algunos eruditos fue que gracias al latín a los habitantes de Cabra, pueblo natal del ministro, los denominaban «egabrenses» y no otra cosa...

Hace unas semanas se celebró la maratón en Valencia y la ciudad, nuestra ciudad, quedó cercada, sometida por el recorrido de la citada carrera. Para unos corredores, los más, fue una fiesta deportiva, para otros, una competición por aquello de las marcas, para algunos medios sirvió para comparar Valencia con Nueva York, la imagen de la salida en el puente jamoncito del magnificado y bien tratado, económicamente digo, arquitecto Calatrava, y que ha sido comparada con la carrera de para muchos, mítica ciudad norteamericana. Pero para los demás, los de a pie, los que necesitan ir al hospital, a la estación del AVE, al aeropuerto… ¿Se han cuantificado las pérdidas de tren, avión, etc, por parte de esos pobres sufridores que de repente padecen esta situación?

Se dice que se informa con tiempo, ¿para qué, para quien? El taxista (un profesional) que me recogió en la estación desconocía por dónde se podía pasar, comentaba que había islas en la ciudad imposibles de acudir (acaso el SAMU) y como no sabía por dónde acercarme a mi domicilio, y no pudo, me dejó y después de pagar la minuta, di un «confortante paseo» con la maleta a rastras durante quince minutos, que, evidentemente, es un mal menor, vamos, una pequeña molestia. Pero ¿si es al revés y se pierde el tren, o el avión o lo que sea? Y yo digo: dónde están los que deben cuidar de que se respeten los derechos mínimos de los habitantes de la ciudad, derechos creo esenciales, como no perder el tren, el avión, poder ir al hospital, no con mi coche, pero sí con un servicio público.

¿Quién es el responsable de este desaguisado que se repite carrera tras carrera? La autoridad municipal, la deportiva… ¿A quién se le puede exigir responsabilidades ante los problemas sufridos por los que no corren, que son algunos más? ¿Qué hacer ante esta irresponsabilidad? ¿Educar a nuestras autoridades municipales en el respeto a la ciudadanía? ¿Tanto cuesta planificar y dejar en las grandes calzadas una vía separada por vallas metálicas, para que por lo menos puedan circular los servicios públicos?, ¿Tanto cuesta planificar milimétricamente (por qué no) la zona de carrera para posibilitar lo solicitado? No me opongo a la carrera, aunque cada vez se echa de menos un poco más de latín, pero exijo respeto. Es necesario que la sociedad se haga respetar. Hay trabajo.