­«De Madrid acá, en un frigidísimo vagón de la Compañía MZA, consumimos, amodorrados, los momentos durante los que unos cuantos provincianos de la villa y corte consumirían unas uvas simbólicas en la Puerta del Sol, frente al ministerio de la Desgobernación de este inestable Estado...» Así describió en las páginas de El Mercantil Valenciano (EMV) Miguel de Unamuno (1864-1936) su viaje en tren a Valencia en la Nochevieja de 1918. El entonces columnista de referencia de la cabecera histórica de Levante-EMV, donde público en primera página 308 artículos de opinión desde 1917 hasta que en 1924 el dictador Primo de Rivera le desterró a Canarias, llegó al «Cap i casal» con parte de su familia para asistir a la boda de su primogénito, Fernando, con la joven María Rincón de Arellano, hija de un notario de la ciudad.

El catedrático aprovechó su estancia de cinco días a orillas del Mediterráneo para impartir, en la noche del sábado 4 de enero, una conferencia en el Ateneo Mercantil de Valencia contra el independentismo catalán y la imposición en Cataluña de la enseñanza íntegra en esa lengua. La multitud que llenó el auditorio coronó su palabras con una ovación «estruendosa y memorable que se prolongó durante varios minutos», según el relato de El Mercantil Valenciano.

Carta a Azaña

Dicho discurso, en principio, estaba destinado a ser pronunciado en otro Ateneo, el de Madrid, pero la boda valenciana de la familia Unamuno propició el cambio de escenario. Pocas semanas antes Manuel Azaña, que entonces era secretario de esta institución, le había invitado a esta tribuna de oradores. Una colección de cartas dirigidas a Azaña que acaba de adquirir el Ministerio de Cultura incluye una epístola del filósofo fechada el 24 de diciembre de 1918. En ella, el pensador le comunica al futuro presidente de la República que no podrá intervenir en el Ateneo de Madrid «el día 3 o 5 de enero» porque en esas fechas se le casa en Valencia el mayor de sus 9 hijos.

El que fue nombrado —y destituido— en tres ocasiones rector de la Universidad de Salamanca le cuenta a Azaña que su conferencia iba a versar «sobre la soberanía catalana en lo que hace al uso de la lengua con consideraciones sobre el conflicto de dos culturas». «Cataluña ha de acabar, y muy pronto, por separarse del todo del Reino de España y constituirse en Estado absolutamente independiente», advertía a Azaña. «Justo es, pues, que España pierda ahora Cataluña. Y la perderá, no me cabe duda de que la perderá... La federación no es más que una hoja de parra», añadía.

En su discurso en el Ateneo de Valencia, el filósofo defendió la enseñanza en castellano frente a la de las «lenguas regionales». Al igual que Blasco Ibáñez y otros líderes progresistas, equiparaba democratización a castellanización. En una España donde el 52% de la población era analfabeta (Censo de 1920) ser ciudadano suponía saber leer y escribir en la lengua de Cervantes. Así, ante «salvas cerradas de aplausos» que le interrumpían, relata el diario, el orador recordó las palabras de «un cura vascongado que desde el púlpito decía: ‘No enseñéis el castellano a vuestros hijos, porque esa lengua es el vehículo del liberalismo».

Desde la portada de El Mercantil, Unamuno se había convertido en el látigo de las miserias del régimen de la Restauración e incluso, en 1920, la Audiencia de Valencia le condenó a 16 años de prisión y a una multa de 1.000 pesetas por criticar desde su columna semanal a Alfonso XIII y a su madre, la reina María Cristina. Una pena de la que fue indultado tras desatarse un escándalo internacional.

"Sofregit de botifarrons i llonganisses" y un "all i pebre" frente al mar

Antes de la conferencia en el Ateneo Mercantil, la redacción De El Mercantil Valenciano (EMV) obsequió a su «ilustre colaborador» con un banquete en el «restaurant Miramar» de la playa de Levante (Las Arenas). Este local ya era conocido por el catedrático, pues 10 años antes había comido en él invitado por profesores de la Universitat. Entonces se había desplazado a Valencia para participar en el homenaje a Darwin que con motivo del centenario de su nacimiento organizaron los estudiantes de la Facultat de Medicina. La comida con la que el diario agasajó al pensador coincidió con otra en honor de los actores Vicente Lleó y Pepe Angeles en la que participaban más de 100 comensales. En el ágape a los protagonistas de la comedia «¡Tó está pagao!» se sirvió según la crónica de EMV, «el arroz clásico, y en ella se destacaron ‘l’all i pebre d’anguiles’ y el ‘sofregit de botifarrons i llonganisses’». Del banquete en honor de Unamuno no se informa del menú, pero si de la «nutrida salva de aplausos» que recibió el profesor al acceder al «pintoresco» restaurante.

Frases de la conferencia «La educación nacional y la autonomía catalana» de Unamuno en el ateneo Mercantil de valencia

LA AUTONOMÍA

Resolución en discordia

Dicese que el pleito de la autonomía debe resolverse en paz y armonía. No lo creo ni deseo tampoco. Debe resolverse en discordia y espero que así se resolverá. De mi se dice que suelo envenenar las cuestiones. Ello es natural, porque hay gentes para quienes la verdad es un veneno».

LA PATRIA

Libre adopción de nacionalidad

La frase célebre de Maura ‘la patria, como la madre, no se escoge’, no es cierta. Se escoge la madre como se escoge la patria; hay quien adopta una patria porque no lo fue para él la mujer que le dio a luz. No es madre tampoco la hembra que arroja su hijo a la inclusa, y así hay quien nace en un país siendo espiritualmente hijo de otro al que adopta por patria».

INDEPENDENCIA

La cuestión catalana

Cataluña se unió a España, perdiendo su personalidad, a cambio de un plato de lentejas: los aranceles. Pero hoy quieren recabar aquella independencia aunque sea perdiendo las lentejas (...) Cataluña no es una región más oprimida que las otras. Cataluña y Castilla son un matrimonio que no congenia, y la salvación, triste es decirlo, no es otra que la separación del alma castellana y catalana, aunque el cuerpo siga siendo uno mismo...»

LA «PRUSIA DE ESPAÑA»

Odio al castellano

Prat de la Riba dijo que Cataluña era la Prusia de España, y que era preciso conquistar a España por medio de la lengua catalana, aquella lengua que el gran Maragall calificó de áspera. Este odio a la lengua española se explica, porque en castellano se le han dicho muchas cosas a Cataluña; pero no se le ha enseñado nada».

CATALANISMO

Descentramiento vs descentralismo

Cambó no pide monarquía ni república: quiere Cataluña a secas. Además ha dicho que la cuestión de derechas e izquierdas no existe en España. Dicen los catalanistas que quieren destruir las oligarquías centrales. No es esta una cuestión de de descentralización, sino de ‘descentra-miento’: trasladar aquellos centros a Cataluña. No he venido ante vosotros para hablar contra la autonomía. He venido a exponer hechos, a explicar lo que ocurre (...) ; esto es, que la unidad de la patria se ha roto, y que sobrevendrá una guerra civil, aunque no se vaya en ella a tiros por la calle».

ESCUELA EN CASTELLANO

Contra la enseñanza en catalán

El exclusivismo puede producir un grave conflicto entre la lengua regional y la lengua oficial de España, que no es una lengua castellana nacional, sino internacional, que hablan más de 20 naciones. En cuanto a vuestra lengua comparad el lemosín conceptuoso y retorcido de Ausiàs March y el castellano de las novelas de Blasco Ibáñez y de Wenceslao Querol, que escribió sus ‘Rimas’ en un castellano más dulce que el sabroso jugo de vuestras naranjas».

LA «BATALLA DE VALENCIA»

Primeros choques entre norte y sur

Los señores Cambó y Ventosa vinieron aquí a conquistaros en catalán. Yo que vengo a hablaros, lo hago en castellano, porque esta es la lengua con la que podréis conquistar el mundo. Se produce y trabaja en lengua casera regional, pero se exporta en castellano, francés e inglés».

EDUCAR EN VALENCIANO

Lengua reducida al ámbito familiar

No debéis dar a vuestros hijos una enseñanza en valenciano. Eso sería empequeñecer a Valencia y España. Pero si quereis, para la vida retirada, para hablar a vuestros hijos, habladles el dialecto valenciano».

CONTRA LA MONARQUÍA

Ni habsburgos ni borbones

El pasado es escoria y está simbolizado en un Escorial que es preciso cerrar para que no entren en él uno más de los Habsburgos ni de los Borbones, y convirtamos aquellos sepulcros en cunas origen del nuevo espíritu de nuestros hijos».