Conforme el inventor del toldo que ha cubierto la plaza de la Virgen durante 45 años iba dando forma a su proyecto, la finca situada en el lado opuesto de la Basílica cobraba forma. Por ello, Ricardo Cánoves «El Pernales» propuso colocar unos anclajes en el nuevo inmueble en construcción para aumentar la sujeción del toldo que, además, descansaba sobre unos postes laterales que se colocaban sobre el suelo de la plaza de la Virgen. Una vez pasadas las fiestas en las que se utilizaba el toldo —principalmente, las Fallas— la lona se plegaba sobre la cubierta de la Basílica de la Virgen, y los postes se desmontaban. Con apretar un solo botón las dos enormes lonas se desplegaban mediante un sistema de poleas que mantenían tensa la lona desde la Basílica de la Virgen hasta la finca situada justo enfrente.

En el año 1967 «El Pernales» no encontró ningún impedimento para colocar seis argollas —una de ellas, doble— en los pilares de la finca en construcción, previa solicitud de los permisos pertinentes en la época. Medio siglo después la situación es bien diferente.

La finca situada en el lado opuesto de la plaza de la Virgen está repleta de vecinos que ahora se niegan a que el inmueble donde residen soporte el peso de una nueva lona de 1.200 metros cuadrados de superficie. Ahora que tienen voz y voto, ahora que el ayuntamiento necesita su autorización y visto bueno, se niegan en rotundo. Aunque les aseguren que el toldo pesará la mitad que el anterior. Aunque les garanticen que el sistema es seguro y que no causará daños al edificio.

Sin embargo, llevan años soportando las molestias que ocasiona la lona cuando está colocada —«el edificio vibra cuando hace viento y hace mucho ruido», según aseguraron los vecinos a Levante-EMV— y temen que el inmueble haya sufrido daños, como ya ha ocurrido en la Basílica de la Virgen. Es más, parte de los trabajos de rehabilitación del templo han consistido en reemplazar las antiguas sujeciones que, al descansar sobre la misma cubierta, provocaron numerosas grietas y fueron empujando la fachada a lo largo de los años. Los vecinos de la plaza de la Virgen número 4 temen que un daño similar se haya producido en su finca. Y ahora que hay un nuevo proyecto encima de la mesa quieren que el inmueble deje de ser un punto principal de sujeción para el toldo.

Eso sí, los residentes de la plaza de la Virgen 4 confían en que el ayuntamiento encuentre una solución o una alternativa para sujetar el entoldado. No quieren hacer leña del árbol caído. No quieren pronunciarse ni desvelar las actuaciones que están llevando a cabo porque apuestan por el entendimiento y las buenas maneras. Lo que no significa que vayan a ceder, ni mucho menos. Eso sí, niegan taxativamente perseguir una subvención o fin económico alguno.

El proyecto del nuevo entoldado de la plaza de la Virgen lleva unos nueve meses de obras (y tres de retrasos) ya que, en principio, estaba previsto que los trabajos finalizaran el pasado mes de noviembre.

Sin embargo, el pasado viernes los técnicos de la obra realizaron una inspección en el inmueble en cuestión para revisar el estado de los mecanismos —algunos muy oxidados ya por el paso del tiempo—, y la seguridad de los amarres. Y fue entonces cuando el rechazo vecinal al nuevo proyecto salió a la palestra.

Si, finalmente, los vecinos persistieran en su negativa de rechazar sujeción alguna en la finca, el ayuntamiento debería modificar un proyecto que cuenta con una inversión de 300.000 euros y que, de momento, no tiene prevista una alternativa al sistema de poleas y sujeción previsto por «El Pernales» hace 45 años.

Y es que durante cinco lustros nadie le ha pedido opinión a los residentes del inmueble. Eso sí, desde el ayuntamiento aseguraron que durante todo este tiempo no han recibido ninguna queja vecinal. Hasta ahora. La alcaldesa de la ciudad, Rita Barberá, por su parte, aún no se ha pronunciado, aunque abogó por el entendimiento para superar las «dificultades».