Hace falta tener redaños para meterse en un negocio nuevo en plena crisis económica. Pero Irene Checa y Rubén Martínez, dos jóvenes de 27 y 28 años, respectivamente, no tienen miedo. Han visto en la crisis una oportunidad y el pasado mes inauguraron el Centro Integral de Salud y Rendimiento Espai, con servicio de fisioterapia, nutrición y psicología. «Nuestra intención es mejorar el rendimiento de deportistas, bailarines, opositores... pero también de la gente normal», explica Checa.

La aceptación del barrio de Malilla —la clínica está en la calle Oltá— ha sido «perfecta», como explica Martínez, y ahora están dispuestos a devolverles a los vecinos ese «cariño» en forma de pautas para mejorar un tipo de salud, la de rendimiento, sobre la que según ellos mismos reconocen «falta información». «A veces cuando hablo de nutrición con mis pacientes —indica Martínez, que es nutricionista y fisioterapeuta—, se quedan sorprendidos porque no sabían que eso era alimentación saludable».

Otro aspecto que cuidan especialmente en Espai es el psicológico. Checa es licenciada en psicología y su consulta se encuentra en el propio centro. «Falta un poco de educación respecto a la salud mental y que la gente vea esto como un aspecto más de su cuidado», explica Checa, que señala que el tipo de trabajo psicológico que aplica ella en personas que tienen una exigencia elevada y puntual «está disponible para todo el mundo».

Ambos explican que todo comenzó hace cinco o seis años, «cuando una noche surgió la idea». «Decidimos formarnos en ciencia aplicada al deporte, sobre todo en mejorar el rendimiento de los deportistas y de la gente en general», comenta Checa. Ambos viajaron y estudiaron al respecto, y ahora han vuelto para crear de la nada un centro de salud atípico . «La gente nos dice que somos temerarios y aunque da respeto por los tiempos en que vivimos, creemos en nuestro proyecto y confiamos en salir adelante», asegura Martínez. En el centro se realizan cursos de gestión del dolor, pilates o yoga. Una variedad de servicios que provocan que la clientela sea igual de variada. Así las cosas, se han planeado grupos de algunas de estas actividades para niños o embarazadas.

Entonces, podría preguntarse el lector, ¿qué diferencia a Espai de los gimnasios tradicionales? En opinión de estos dos valencianos, todo. «No somos un gimnasio», dice Martínez. «Estamos activamente dedicados a la salud, y por ejemplo las clases de pilates las da una fisioterapeuta», comenta.

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