300.000 euros de presupuesto. Una lona de 1.200 metros cuadrados de extensión. Una fecha, las Fallas, marcada en rojo en el calendario. Y un proyecto cuya recta final se alarga cada vez más.

La problemática del toldo que debe cubrir la Plaza de la Virgen sigue su curso y los vecinos del inmueble situado frente a la basílica -donde deben descansar los anclajes de la cubierta- persisten en su negativa hacia la iniciativa.

Alegan que no hay ningún papel que acredite los trabajos de la obra anterior -el antiguo toldo permaneció durante más de 40 años- y defienden que la instalación podría dañar la estructura del edificio, "tal y como ocurrió con la propia Basílica".

La comunidad cuenta entre sus filas con un abogado y una arquitecta, que se han encargado de vigilar todos los trámites del proyecto. Bajo sus directrices, los propietarios apuestan porque sea la administración quien arregle la situación y rechazan la vía judicial. A su vez, advierten que no buscan ninguna gratificación: "El ayuntamiento debería velar por todos los edificios, no solo por aquellos que más le interesan. Hemos hecho un favor durante mucho tiempo y ahora no queremos hacerlo ante el peligro que las cargas podrían suponer en la estructura del edificio".

El rechazo de los vecinos choca con la postura del consistorio presidido por Rita Barberá, que estudia todas las vías posibles para ejecutar una iniciativa en la que ya ha invertido una cifra considerable y parece no cejar en su empeño. Fuentes del Ayuntamiento de Valencia comentaron que "en la última reunión, celebrada el pasado viernes, un técnico citó la posibilidad de pedir una autorización judicial", aunque desmintieron haber realizado movimiento alguno: "De momento solamente es una opción, el ayuntamiento no ha llevado a cabo ningún movimiento en este sentido".

Desde la comunidad de vecinos definieron como "una idiotez" la posibilidad de acudir a instancias judiciales y apuntaron que "el ayuntamiento también nos ha enviado un par de misivas en tono de aviso, seguiremos en contra del proyecto lleguen las amenazas que lleguen".

Los propietarios también avalan su negativa al proyecto a través de datos técnicos: "El límite para las rachas de viento en este tipo de estructuras es de 26 metros por segundo, en el primer proyecto no concretaban velocidad alguna y en el segundo hablan de unos hipotéticos 10 kilómetros en las fijaciones de la Basílica y la instalación de un aparato que avise cuando se superen y retraiga el toldo; omiten nuestro inmueble y todo el mundo sabe que los aparatos pueden estropearse".

Los propietarios también recordaron que en un primer momento los anclajes estaban fijados en la fachada y ocasionaron daños: "Fue hace mucho tiempo y algunos nos enteramos después de comprar la casa, lo que deben hacer es reutilizar el trabajo hecho y rematar los puntos de anclaje en pilares fijos ubicados a pie de calle".