Tres años de trabajo, diez meses de obras y dos millones de euros del Plan Confianza han permitido completar un circuito de 18 kilómetros de carril bici en el antiguo cauce del Turia que en realidad es una reordenación completa de este enorme pulmón verde de la ciudad de Valencia. A día de hoy puede decirse que las obras están terminadas, a falta de la señalización y de los escasos doscientos metros que van desde el puente de la Trinidad al de Serranos, que no podrán cerrarse hasta que no terminen las obras del nuevo Pont de Fusta, seguramente después de Fallas.

El punto de partida de este proyecto es un jardín longitudinal de más de seis kilómetros de largo, que va desde el puente Nou d’Octubre hasta la Ciudad de las Artes y las Ciencias y en el que se han realizado intervenciones puntuales que se han olvidado del conjunto. Eso había provocado, sobre todo, un importante desorden en el carril-bici, con tramos (los de los extremos) en los que discurre desdoblado junto a los pretiles y otros (los centrales) en los que va por el medio. También adolecía de accesos desde las márgenes superiores, lo que provocaba una irregular distribución de los usuarios del antiguo cauce.

El objetivo, por tanto, ha sido «ordenar todo este espacio y regular sus usos», tal como explicó el concejal de Medio Ambiente, Ramón Isidro Sanchis, en un recorrido con Levante-EMV por el tramo 7, el más paradigmático.

Por lo que respecta al carril bici, eje de la obra, se han mejorado los tramos nuevos (desde el puente Nou d’Octubre a Nuevo Centro y desde el Puente del Real a la Ciudad de las Ciencias), que ya tenían desdoblado el carril y corría pegado a los pretiles; y se ha reordenado por completo el tramo central (desde Nuevo Centro al Puente del Real). En esta zona se ha suprimido el único carril bici existente, que iba por el centro del cauce y compartía espacio con los viandantes, y se ha desdoblado junto a ambos pretiles. De esta manera «se da continuidad a todo el carril y se separan claramente los espacios de los ciclistas y los del resto de usuarios», dijo el concejal.

En total, se han construido 5,9 kilómetros nuevos, se han repintado 5,4 más y se han suprimido 3,9 de la zona central, de tal forma que el carril bici del río suma 18,2 kilómetros ininterrumpidos.

Control de velocidad

Entre las novedades del «circuito» destaca la pavimentación, que es de adoquín reversible, es decir, colocado sin hormigón, y dos curiosos controles de velocidad en los que aparece una cara sonriente si circulas a menos de 15 kilómetros por hora, lo máximo permitido, y una cara de disgusto si superas esa velocidad.

Lo que no se ha determinado es la obligación de circular en un sólo sentido según el carril del que se trate. De hecho, la anchura supera los dos metros para que quepan hasta tres bicicletas.

El otro gran apartado del proyecto, vinculado también al carril-bici, es la adecuación de los accesos al río, que han pasado de 52 a 61, nueve más que antes y todos accesibles. Además, se han remodelado otros 11 y en todos ellos se está colocando cartelería que indica la calle y los monumentos a los que conduce esa salida. También se están poniendo carteles que explican los usos posibles y los no posibles en todo el cauce. En total, 124 paneles.

Para terminar, los trabajos del viejo cauce, supervisados por los arquitectos Camilo Grau y Santiago García, han permitido limpiar y reforzar los pretiles históricos, gárgolas incluidas, y despejar la vegetación de los puentes, «de forma que los elementos históricos y protegidos recuperen todo su valor». De hecho, toda la obra ha sido supervisada por técnicos de Patrimonio, dijo Ramón Isidro Sanchis, que cree que ahora el buen uso de este jardín «sólo dependerá de la gente y de la concienciación que demuestren».