Los vecinos del barrio de Campanar viven con mucha devoción las fiestas en honor a su Virgen. La talla de la Virgen de Campanar data de 1596 y la procesión de la réplica de la imagen es multitudinaria. En toda la devoción que envuelve la emblemática figura, el vestidor de la Virgen cobra especial relevancia. En realidad, es una versión "en miniatura" del vestidor de la Mare de Déu dels Desemparats. La talla cuenta con "entre 10 y 12 mantos", tal como explica Pilar Ibáñez, secretaría de la Cofradía de Camareras de la Virgen de Campanar.

"Los mantos los regalan familias con posibilidades económicas, porque hacer uno es caro y está bordado en oro, o grupos de personas que se han unido para regalar un manto", indica Ibáñez. Cualquiera puede regalar un manto a la talla, y es una tradición arraigada en Campanar para aquellos que dispongan de los recursos económicos para hacerlo -"no sé cuánto cuesta, pero es caro", asegura-. El color del manto depende del tiempo litúrgico para el que sea usado. El verde es para tiempo ordinario; el morado, para Adviento o Cuaresma; el rojo, para momentos festivos muy importantes, como las fiestas patronales o Pentecostés; el blanco, para Navidad o Pascua... Cada uno de los mantos, además, tiene toda una historia detrás. Por ejemplo, el morado lo regaló una familia y es el único pintado a mano. El rojo, que es con el que vestirán esta noche a la talla, lo regaló a la Virgen Vicente Guillot, el presidente de la Junta de Fiestas Patronales de la Santísima Virgen de Campanar, y su mujer. "De cada color tiene varios, pero con el paso de los años se hacen más viejos y dejamos de ponérselos, por lo que necesitamos nuevos", comenta Ibáñez.

Uno de los momentos que con más devoción viven las camareras de la Virgen de Campanar es el cambio de manto. "Tradicionalmente lo cambiaban las camareras, que eran seis solteras y seis casadas", explica Ibáñez. Sin embargo, el paso del tiempo afectó a la fiesta. "Hace 4 ó 5 años cambió todo porque culturalmente no estábamos dispuestas a hacer lo que hacíamos antes, así que creamos una cofradía para que no se perdiera la fiesta", relata la secretaria. El cambio de manto, que se lleva a cabo la tarde de antes del comienzo del nuevo tiempo litúrgico para que cuando se abra la iglesia de Campanar la mañana siguiente la Virgen lleve el manto adecuado, está abierto "a cualquier persona que quiera verlo": "Muchos vecinos que son del barrio quieren estar presentes en el momento del cambio, así que suben al camerino y lo ven". Hoy, la talla está sin manto, hasta que esta noche, después de que la iglesia se haya cerrado al público durante la tarde para engalanarla y llenarla de flores, se lleve a cabo el cambio y la Virgen pase a llevar el manto rojo. "Le quitamos el manto verde hace nueve días, cuando comenzó el Novenario, que es el único momento del año en que está sin manto", comenta Ibáñez, que señala que mucha gente del barrio no hay visto a la imagen sin vestir por esta circunstancia. El próximo lunes 27 se le pondrá el manto morado, el correspondiente al Adviento y la Cuaresma.

Al cambio de manto de esta noche no puede entrar nadie más allá de las camareras. Entre 30 y 40 -de las casi 100 que integran la cofradía- acudirán a la iglesia a presenciar el cambio de manto, aunque como explica Ibáñez únicamente dos de ellas subirán a vestir a la Virgen con la prenda roja. Además de mantos, el vestidor de la figura cuenta con numerosas joyas, ya que es "muy típico" regalárselas.

"Si alguien fallece, la familia puede ceder sus joyas, o si alguien está enfermo y sana, le da una 'medallita' de agradecimiento", cuenta Ibáñez.