El Puente del Real de Valencia, una joya monumental de finales del siglo XVI, ha sido objeto de nuevas y vistosas pintadas que, además, llevan la firma de sus titulares. A los nombres del destinatario y el mensajero, el «artista» le ha añadido la huella de sus manos en un alarde de entrega personal y desprecio patrimonial.

El actual Puente del Real se empezó a construir en el año 1589 y se concluyó nueve años después coincidiendo con la boda de Felipe III con la archiduquesa Margarita de Austria. Se trata de una construcción de sillar, extremadamente sólida, con la que los arquitectos de la época quisieron poner fin a sucesivos derrumbamientos.

Elaborados básicamente en madera, sus antecesores fueron víctimas de riadas (1517) o del peso de las personas que se agolparon para ver la llegada del emperador Carlos V (1928). De hecho, el nuevo puente se construyó cuando otra riada arrasó el que había hasta entonces.

Tanta historia, sin embargo, es víctima una y otra vez de pintadas y sabotajes. Prácticamente todos los« ojos» están manchados de grafitis y en las últimas semanas han aparecido pintadas extremadamente visibles y distorsionadoras del paisaje. Se trata de inscripciones de gran tamaño, dibujadas en amarillo y repartidas por todo el pasadizo central, el más ancho y el que acoge a la mayoría de los viandantes del antiguo cauce.

Cuenta, así mismo, con un detalle que no pasa desapercibido, que es la firma de las mismas, unas manos de pintura que el autor ha colocado a modo de rúbrica, también en amarillo y colocadas en dos puntos distintos del puente, unas más viejas colocadas junto a un gran corazón, y otras más nuevas situadas al final de una de las frases.

Con estas pintadas, el Puente de Serranos pierde gran parte del lustre que había ganado, al igual que las otras pasarelas del cauce, con la última reordenación del carril bici, un proyecto que incluyó la retirada de los árboles y las plantas que acosaban a las construcciones históricas y que dejaban al descubierto la imagen completa del monumento.

Recientemente han aparecido pintadas en otros iconos patrimoniales de la ciudad que han sido retiradas rápidamente. Se trata de alusiones, de mucho menor tamaño, relativas a la «primavera valenciana» y a las protestas contra los recortes.