Subir impuestos «no es lo más razonable» dadas las dificultades que están atravesando las empresas y los ciudadanos. ¿De quién es esta idea? Aunque a estas alturas nadie lo diría, pertenece al discurso de investidura del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy. Mucho ha llovido desde aquel mes de diciembre de 2011, en el que Rajoy negó tres veces que subiría los impuestos y acto seguido aprobó un nuevo gravamen para el IRPF y el IBI para 2012 y 2013.

La subida del IRPF ya la hemos sufrido en nuestras nóminas; ahora toca pagar el recibo del IBI. Este es el mes en el que constataremos que la mentira es el deporte que más practica el equipo de Gobierno de Rita Barberá, quien por boca de su concejal de Hacienda, Silvestre Senent, también aseguró que no subiría el Impuesto de Bienes Inmuebles hasta 2014.

Obviamente ni Rajoy ni Rita Barberá son de la generación de niños que aprendieron la diferencia entre subir y bajar viendo por las tardes Barrio Sésamo; o arriba y abajo, dentro y fuera, todos ellos conceptos básicos para enfrentarse a la vida de mayores y, sobre todo, para gestionar el dinero público.

El periodo voluntario de pago del IBI empezó el 1 de marzo y, desde ese día, hayan visto Barrio Sésamo o no, los valencianos notarán que este impuesto ha subido. Concretamente, el Gobierno de Rajoy ha subido el tipo de gravamen que se aplica sobre los bienes inmuebles urbanos un 10 por ciento, lo que hace que en Valencia el tipo impositivo haya pasado del 0,974 al 1,0714. El resultado será una subida de 10% euros de media por vivienda.

Además, cabe recordar que Rita Barberá ya incrementó en 2005 un 12% este tipo de gravamen que se aplicaba en la contribución urbana, con lo que la actual subida se aplicará sobre un tipo que ya era alto. Pero es que en Valencia, durante el período en el que Barberá asegura que no se ha revisado, ha seguido subiendo este impuesto porque los valores sobre los que se aplica el tipo de gravamen han ido creciendo un 2 por ciento cada año desde 2007, hasta el 12,62 por ciento.

Sin embargo, la alcaldesa de Valencia no contempla la posibilidad de aumentar las bonificaciones de este impuesto, para tener en cuenta no solo el valor del inmueble, sino las circunstancias de familias con algún miembro en situación de desempleo o el nivel de ingresos. Esto contribuiría a que este tributo tuviera una regulación más justa y equitativa.

En definitiva, diga lo que diga el Partido Popular por boca de Mariano Rajoy o de Rita Barberá, subir no es bajar. En este caso como diría Coco, el monstruo de las galletas de Barrio Sésamo, en Valencia han subido el IBI, como han subido exageradamente las tarifas de la EMT, algunos precios de la Fundación Deportiva y se ha disparado en más de un 150 por ciento la tasa de la basura que pagamos en el recibo del agua. En cambio, los populares se han negado a aplicar un impuesto que sí grava a quienes más tienen: el impuesto de patrimonio.