Nala es una perra mestiza de tres años que, pese a su corta edad, ya ha sufrido lo indecible. En junio, su dueña, Diana Pérez, vecina de Valencia, la entregó en adopción a un compañero de su esposo porque "no podía seguir teniéndola en casa". Al cabo de medio año, la protectora Luz Verde le avisó de que acababa de "rescatar" al animal y del lamentable estado en que se encontraba después de que, durante meses, su nuevo amo le echase sal en las heridas que le ocasionaba una alergia. Tras recuperar a Nala, Diana denunció al adoptante y ayer fue a ratificarla en el juzgado de Quart de Poblet, donde reside el acusado.

En la actualidad, la perra está restablecida y de nuevo en el que fue su primer hogar: la casa de Diana, donde se vivió "una auténtica tragedia" cuando la familia -niños incluidos- vio el estado del animal. "Sacarla adelante me ha costado un riñón en esfuerzo y en pagos al veterinario", asegura la mujer, pero no le importa lo más mínimo. "Lo único que quiero es que el juez castigue a quien hizo daño a la perra y que le saque todo el dinero posible". La multa, en caso de que hubiese, "será donada íntegramente a una protectora o a un refugio de animales porque no busco un beneficio para mí, sino un castigo", anuncia la mujer.

Una decisión difícil

Cuando Diana entregó a Nala, nunca imaginó que la estaba "condenando". Sus dos hijos eran pequeños, la perra "era muy movida" y la casa apenas medía 69 m2 que había que compartir con otro can. Un compañero de su marido se interesó por el animal y, al final, la mujer accedió a darla en adopción "tras muchas discusiones" conyugales y "convencida de que estaría mejor con su nueva familia".

Durante dos meses su esposo comprobó que el estado de la perra "era perfecto" y ella se relajó por fin. El 5 de diciembre, sin embargo, recibió una llamada que la alertó de lo que "equivocada" que estaba. "Eran de la protectora Luz Verde -relata Diana-. Me dijeron que me iban a denunciar por maltratar a Nala (la localizaron a través del chip porque su nuevo dueño no se lo había modificado) y entonces les expliqué que la había dado en adopción y les pedí que por favor me dejaran verla".

Al reencontrarse, el animal, "completamente ciego por la inflamación que tenía en los ojos y la cara", la reconoció con cariño y la mujer solicitó volver a hacerse cargo de la perra. Durante mes y medio la llevó cada día al veterinario de Silla que le habían recomendado para que tratase de salvarle la vista y, al final, lo consiguió. Ahora, lo único que espera es que "la Justicia castigue a quien le hizo tanto daño a Nala".