Los Tedax de la Policía Nacional retiraron ayer de la fachada de la Iglesia de los Santos Juanes un proyectil con carga que llevaba incrustado en la piedra del templo desde los tiempos de la Guerra Civil. En la última reforma de la fachada de la emblemática iglesia ya se detectó la existencia del obús, de unos 25 centímetros, según fuentes policiales, pero entonces se decidió que no era necesario retirarlo porque estaba firmemente incrustado en la piedra.

En la mañana de ayer la Policía Local avisó a los bomberos porque vecinos de la zona habían avisado de que se desprendía gravilla de la parte superior de la fachada. Éstos comprobaron que las cotorras, una auténtica plaga en la zona según la policía de barrio, en su afán por buscar agujeros en los que anidar, habían ido haciendo más grande el hueco. En ese momento, peligraba la estabilidad del arma, que podía caer en cualquier momento a la acera desde una altura de aproximadamente siete metros. Ese era el principal temor de las fuerzas de seguridad, además de la posible explosión del proyectil.

Por todo ello, a las 9.15 horas, la Policía Local estableció un perímetro de seguridad en los alrededores de los Santos Juanes: es decir, en los pequeños accesos del laberinto de las obras de Ciudad de Brujas. Con dos decenas de vecinos observando atentamente la actuación policial desde la calle Belluga y la fachada del edificio de Hacienda de la acera de enfrente, la Policía Nacional subió hasta el agujero en una grúa de bomberos y procedió a la extracción del proyectil. La operación fue rápida y limpia: en apenas una hora, el obús fue puesto a salvo y quedó bajo custodia del Cuerpo Nacional de Policía. El agujero queda pegado al borde izquierdo de la circunferencia del óculo de piedra que preside la fachada. Fuentes de los Santos Juanes reclamaron, durante la extracción del obús, que se cubriera el hueco, pero los bomberos arguyeron que, al tener la iglesia consideración de Monumento Histórico Artístico Nacional desde 1947, no podían actuar por el momento, aunque el propio óculo presenta zonas restauradas en la última actuación en los exteriores del templo.

El proyectil llevaba ahí casi 70 años, desde la Guerra Civil. Aunque el edificio no fue bombardeado desde el aire, sí sufrió un aparatoso incendio que destruyó los frescos de Antonio Palomino que adornaban el interior de la iglesia, así como el retablo de Juan Miguel de Orliens. Además, en una de las tallas que se encontraban en las capillas de los Santos Juanes se encontraron proyectiles de lo que parecían ser ametralladoras, según fuentes de la parroquia. "Los milicianos entraron aquí y lo destrozaron todo, incluso los cristos y las figuras", explicaron las mismas fuentes.