Jaime I era devotísimo de la Virgen María en su advocación de la Asunción y pueblo de importancia que conquistaba cristianizaba la mezquita y la intitulaba bajo la advocación de Nuestra Señora de la Asunción. Lo leemos en el "Llibre dels Feits". "En totes les viles que grans fossen, que Déu nos havia donades a guanyar des sarraïns, havíem edifiat esglèsia de Nostra Dona Santa Maria".

Cuando llegamos a un pueblo y de entre varias iglesias aparece una con esta denominación, seguro que es la más antigua e histórica. En su grupa, el monarca aragonés llevaba siempre una imagen de la Virgen. Al llegar a Valencia, y hacer su entrada triunfal en la ciudad el 9 de octubre de 1238 -esa fecha que los insensibles nos quieren ahora quitar- hizo lo de siempre: Convirtió la mezquita mayor en Catedral y la puso a los pies de la Virgen de la Asunción.

Ayer fue fiesta en todos los pueblos valencianos en torno a la Virgen. Como es difícil de entender el concepto de la Asunción, el pueblo acaba enseguida y le llama Mare de Déu d'Agost, Mare de Déu Dormida o Mare de Déu Gitana. En 1356 fue fundada una Confraria de Sancta Maria de la Seu, como todas las de su tiempo con carácter benéfico y de socorros mutuos, con sede en el antiguo Hospital de Sacerdotes Pobres, de la calle Trinquete Caballeros.

Allí duerme todo el año la imagen de la Virgen que en la mañana del 15 de agosto es llevada por el Cabildo a la Catedral para la Misa de Pontifical y devuelta al pequeño templo en una procesión casi desconocida y menos participada, tal vez por ser en plena canícula de agosto. Es una procesión que recuerda aquella que por primera vez se hizo con su imagen en 1372 y que tiene indulgencias papales para quienes a ella acudan. Alguna vez que la he visto me ha sonrojado un poco que lleven la imagen, en su dormición, a ritmo de pasodobles, lo cual le resta respetuosa devoción.

Por ser titular de la Catedral, se le rinde los máximos honores litúrgicos, y antiguamente se escenificaba el "Misteri de la Assumpsio", perteneciente al repertorio de los dramas sacro-líricos, piezas teatrales en lengua valenciana, con que se catequizaba al personal no leído, costumbre de lo cual, por fortuna, aún queda hoy testimonio en el Misteri d'Elx.

En Valencia, esta imagen de la Virgen recibe además el nombre de la Mare de Déu del Miracle, dando nombre a la iglesia donde reside, en recuerdo de que salvara la vida de una niña participante en la representación de su misterio dentro de la Catedral, la cual en pleno acto sufrió un accidente mortal de necesidad y a la que no le ocurrió absolutamente nada.