El proyecto de construir un aparcamiento subterráneo en el Bioparc parecía sencillo, pero en la práctica no lo ha sido tanto. Y es que cuatro años después de la inauguración del zoo y del garaje, la empresa concesionaria de las instalaciones (Rain Forest) ha conseguido que el ayuntamiento autorice la licencia de actividad de un aparcamiento subterráneo que ha tenido que modificar parte del trazado y presentar un sinfín de documentación para subsanar las deficiencias plasmadas en sendos informes de cuatro servicios municipales: Proyectos Urbanos; Circulación, Transportes y sus Infraestructuras; Bomberos, Prevención e Intervención de Emergencia y Actividades.

En el último informe de Proyectos Urbanos -que data del 23 de julio de este año- el ayuntamiento "autoriza el funcionamiento de la actividad de aparcamiento con las prescripciones y medidas correctoras especificadas en los informes técnicos". Ahora bien la autorización llega cuatro años después de la puesta en funcionamiento del garaje en cuestión.

El proyecto del aparcamiento arrancó con reparos de los técnicos desde la presentación del mismo. En 2005 constan informes de los diferentes servicios implicados que recalcan desde que no consta "justificación documentada de la normativa de protección contra incendios" hasta que "se deberá disponer de otros accesos que garanticen un buen funcionamiento en la entrada y salida del aparcamiento", pasando por la ausencia del Estudio de Impacto Ambiental o la obligatoriedad de eliminar algunas de las plazas por "no cumplir los anchos mínimos de la calle", entre otras. Un año después (abril de 2006) la Junta de Gobierno Local autorizó las obras del aparcamiento -que contaban con un presupuesto de 16.018.733 euros- tras la presentación de nuevos informes y documentos requeridos por los técnicos.

La acequia de Rascanya, en medio

Sin embargo, apenas 30 días más tarde, Rain Forest entregó un expediente al ayuntamiento sobre la aparición de la acequia Rascanya en los terrenos de la concesión.

Y es que la acequia afectaba a una esquina del aparcamiento y a la salida del mismo. La empresa adjudicataria solicitó "la ejecución de un sifón sobre la acequia de Rascanya" como una medida previa. A pesar de que la comunidad de regantes dio el visto bueno al desvío provisional, Rain Forest se vio obligada a modificar el túnel previsto para salir del garaje, tras un nuevo informe que obligaba a la empresa a "ampliar el radio de giro de la traza del túnel ampliándolo de tal modo que no afecte al ajardinamiento existente en la acera de la avenida Pío Baroja".

Pero ahí no acaba la cosa. Un nuevo informe a finales de 2006 advierte de la "necesidad de coordinar" las obras del garaje con las que "va a llevar a cabo el Ciclo Integral del Agua para el abastecimiento de baja presión al Parque de Cabecera". La coincidencia de las obras supuso un nuevo cambio en la documentación requerida a Rain Forest, que tuvo que introducir todas las modificaciones realizadas hasta la fecha.

A partir de ese momento, los trabajos se caracterizaron por la solicitud de tres prórrogas por diferentes motivos (la falta de suministro de algunos materiales, la coexistencia de obras de distinta naturaleza e, incluso, las lluvias acaecidas de enero a abril de 2007 y en septiembre y octubre del mismo año).

Los trabajos finalizaron en abril de 2008, y tras diferentes reparos de los técnicos durante los años 2009 y 2010, las deficiencias se van subsanando y los técnicos comienzan a elaborar informes sin reparo alguno. En julio de este año, un último expediente refleja que el "aparcamiento está en condiciones de su puesta en funcionamiento", aunque este hecho se produjo hace cuatro años.