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Aunque la realidad es que siempre están ahí, los mercados municipales también notan un fuerte descenso de actividad en agosto, porque hay menos clientes y también porque los propios vendedores, como es lógico, se cogen vacaciones. En muchos de ellos la actividad se reduce a mínimos y en alguno, como el de San Pedro Nolasco, hay que echar el cierre.

Ayer las persianas de este mercado del barrio de Sagunto estaban bajadas y al parecer llevan así gran parte del mes. Con apenas "tres o cuatro" puestos abiertos, mantener la actividad en periodo de vacaciones es imposible, así que los propios vendedores, con el beneplácito de la Concejalía de Mercados, han decidido cerrar hasta septiembre.

En otras galerías como la del Grao, donde hay una docena de puestos activos, el mes de agosto se salva con un poco de organización. Según explicó su presidente, Ángel Corduente, intentan irse de vacaciones escalonadamente y que siempre estén abiertos la mitad de los puestos, garantizando así la actividad y el servicio al barrio, indicó.

En otros mercados de mayor tamaño la organización es más sectorial. Si las relaciones entre ellos lo permiten, tratan de mantener siempre abierto un puesto de cada actividad, es decir, que se turnen los charcuteros entre si, los fruteros, los pescaderos y así sucesivamente. De esa manera se mantiene también el servicio con un nivel de oferta similar al de la demanda, que también baja considerablemente en agosto.

El que menos paradas cierra es el Mercado Central, "un 10 o un 15 por ciento" según su presidente, Francisco Dasí. La explicación es que los grandes puestos rotan a sus trabajadores para permanecer abiertos todo el verano y sólo los más pequeños tienen que bajar la persiana. Dasí explicó, además, que algunas paradas, como las charcuterías, tienen buen negocio en agosto, particularmente con los turistas extranjeros y el jamón.