Una de cada tres personas que acude al refugio de animales de Benimàmet se va de allí sin ningún perro porque busca uno con pedigrí o, al menos, de raza, según datos de la protectora de animales de Valencia, Modepran. Mientras el refugio de la pedanía está «hasta los topes», en una situación límite de la que ya alertó este diario a principios de verano, un 30% de aquellos que se acercan hasta la perrera para llevarse un animal se van con las manos vacías. El perfil: pequeño y de raza.

En opinión de Amparo Requena, portavoz de Modepran, «no hay nada que te dé un perro de raza que no te lo dé un perro mestizo». Sin embargo, muchos de los vecinos que van a la perrera creen que los canes de raza son más fáciles de educar y de adiestrar que los mestizos, cuando, en opinión de Requena, los animales con pedigrí «en ocasiones son más débiles por los cruces a los que han sido sometidos». «Los dos perros son lo mismo, es más, los que vienen de la calle son más agradecidos que los de raza», explica Requena.

Desde la protectora hacen hincapié en que han de desaparecer las leyendas urbanas que giran en torno a los perros de raza y a aquellos que vienen del refugio. Una de ellas dice que los animales que provienen de la calle lo hacen «con problemas». Requena asegura que son perros «totalmente normales, sin ninguna tara por haber vivido en la calle».

Además, a las razas más pequeñas y, por tanto, más demandadas —yorkshires, shih tzus, bulldogs y carlinos, entre otras—, se les presta una mayor vigilancia por parte de las autoridades veterinarias y por los refugios de animales, ya que alrededor de ellas gira todo un mercado negro que muchas veces roza el maltrato animal: se obliga a parir a las hembras y sus cachorros son transportados en condiciones precarias.

En el mercado «legal», es decir, el que está regulado por la ley y al que cualquiera puede acceder en una tienda de animales, estas razas son las más caras. Por ejemplo, un bulldog inglés puede llegar a costar 1.500 euros, mientras que un carlino —uno de los perros más cinematográficos: ha aparecido en «Men in Black» y «Pocahontas»— puede alcanzar los 800 euros. Estos elevados precios son muy atractivos en el mercado negro, por lo que las protectoras temen que se haga negocio con este tipo de perros y prestan especial atención cuando aparecen ejemplares de las razas pequeñas.

La perrera, hasta los topes

En la perrera, mientras, se continúa viviendo una situación límite. En un espacio para 100 animales, hay 250, entre perros y gatos. El pasado mes de julio fueron adoptados 54 y entraron al refugio más de 200, según Modepran. Todo ello ocurre mientras en Benimàmet esperan como agua de mayo la licencia que permitirá los trabajos y la posterior apertura del refugio de animales de Carlet, donde irán parte de los perros y gatos de Valencia. Todo parece indicar que la autorización llegará en otoño.