Acostumbrada al souvenir y las hilaturas, la reforma de la Plaza Redonda de Valencia, inaugurada a finales del mes de junio, ha despertado el interés del sector de la hostelería, que quiere aprovechar el creciente tirón de este espacio público entre los valencianos y también entre los turistas. Dos nuevos bares han abierto en los últimos meses -sólo había uno- y un tercero podría seguirles próximamente.

Uno de los nuevos locales es "La Coveta", una tasca de finales del siglo XIX que abrió sus puertas hace quince días al calor de la nueva plaza. Situada en uno de los accesos, ha sido convenientemente restaurada conservando su esencia de siempre, sobre todo la imagen de la Virgen de los Desamparados dentro de una pequeña cueva que da nombre al establecimiento.

Su encargado, José Martínez, asegura que el negocio va bien y espera que la mayoría de clientes que ahora son extranjeros acaben siendo valencianos fieles también en invierno.

"Pintxo y trago" se llama el otro local abierto, en este caso en marzo, en la emblemática plaza. La reforma del entorno ha sido vital y el turismo es básico en su negocio. De hecho, su gastronomía a base de pinchos está concebida para atraer a este tipo clientes, entre los que predominan italianos y alemanes. Mientras duraron las obras, dijo Germinal, su encargado, el negocio fue muy mal, pero una vez inaugurada la reforma, todo va mucho mejor.

Y es que la nueva Plaza Redonda ha sentado bien a la hostelería. Hasta "La Rotonda", el único bar que había hasta el momento, dice haber ganado con el cambio.