Tras una semana , los buques varados durante la tormenta de la madrugada del viernes pasado forman ya parte del paisaje de las playas del Saler. Miles de curiosos han continuado acudiendo desde todos los rincones de la geografía valenciana a presenciar lo que se ha convertido en un espectáculo, continuan fotografiándose con los barcos a las espaldas, como en su día hicieron miles de italianos con el Costa Concordia, el crucero encallado en la isla toscana de Giglio. Pero este ir y venir lleva de cabeza a los vecinos del parque natural de l'Albufera, no por los visitantes en sí, sino por lo que representan. Cada minuto que pasa y los buques continúan allí crece el temor de los habitantes de la zona de no volver a ver nunca más el horizonte raso.

«Hace tres días que no quiero ni bajar a pasear», cuenta una vecina desde su casa, a pocos metros de la playa, apesadumbrada al ver la fauna del entorno destruida. Entre el vecindario se expande el recuerdo del carguero Navacerrada, que permaneció siete meses en las playas de Pinedo y que tuvo que salir desguazado. De hecho, muchos de los curiosos que hasta El Saler se han desplazado estos días lo hacían para repetir la instantánea que ya se hicieron en su día, hace ya 32 años.

Los vecinos critican la gestión que se ha llevado a cabo desde el Ayuntamiento de Valencia, que «ha tardado seis días para decidirse a acotar la zona afectada, mediante la colocación de unas estacas y unas cintas que francamente, nos parecen insuficientes», indican desde la asociación de vecinos de esta pedanía de la ciudad de Valencia. Carlos Rodríguez, presidente de dicha entidad, pidió a Levante-EMV la dimisión de Vicente Aleixandre, concejal de Pedanías, por todo el «desastre ocasionado en la playa y la poca capacidad de reacción del consistorio». Los vecinos se han pasado una semana viendo cómo se destruía parte de las ocho especies autóctonas de la zona. «Se me caía el alma a los pies de ver cómo la gente pasaba por donde quería y los coches pasaban por doquier», indicó una vecina. «El año pasado estuvieron meses llevándose arena de esta playa a la Malva-rosa, ahora esto. Los vecinos nos preguntamos por qué nos ocurre todo a nosotros», concluyó esta vecina.

Vigilancia policial

Ajenos a todos los inconvenientes medioambientales y de logística, estos particulares «cazadores» de fotos con buques encallados y resto de visitantes estuvieron toda la mañana aprovechando el buen tiempo, paseando por la costa e incluso aventurándose al baño a pocos metros de los cargueros. De hecho, agentes de la policía local destinados en la zona informaron a este periódico de que un par de individuos llegaron incluso a tocar el casco del buque, arrancando incluso algunos de los bivalvos, sin pensar en las consecuencias si en ese momento se llega a mover el barco.

Los mismos agentes informaron de que, de momento, no se ha multado a nadie, pero sí se ha apercibido a decenas de personas. «Estamos desbordados, desde las 8. 30 horas de la mañana no para de llegar gente», afirmó uno de los agentes.