El Movimiento Ocio Inteligente (MOI), que agrupa a más de 100 locales de ocio del barrio del Carmen, criticó ayer los horarios del mercadillo medieval que está instalado en la plaza del Carmen hasta mañana. Además, se quejaron del espacio que las terrazas de las decenas de puestos de comida y bebida del mercadillo ocupan en la plaza. Su portavoz, Miguel Wiergo, aseguró que "no puede ser" que los bares y "pubs" del barrio "tengan que cerrar a la 1 ó 1.30 y los que vengan de fuera y estén un tiempo puedan cerrar más tarde". De hecho, tal como denunciaron vecinos de la plaza y confirmó Rosana Sirami, de Casiopea, la empresa que junto a la Federación Valenciana de Moros y Cristianos organiza el mercadillo, uno de los puestos permaneció, en la noche de sábado, abierto hasta las tres de la mañana.

Sirami no pudo concretar a este diario hasta qué hora pueden abrir los distintos puestos, pese a asegurar que tenía "todos los permisos en regla". "Normalmente, a las 23 ó 24 horas lo cerramos todo", explicó Sirami, que destacó que con el propietario del puesto que motivó las quejas de los vecinos ha tenido "problemas porque se niega a bajar la música y a ocupar menos espacio". El negocio en cuestión vende distintos tipos de combinados alcohólicos y emite música mientras está abierto, lo que causó las protestas vecinales.

Problemas con las terrazas

Sin embargo, el ruido no es el único problema del mercadillo, que ocupa la práctica totalidad de la plaza del Carmen. Los propietarios de los bares que pagan la licencia para poner terrazas en la plaza se quejan de que las sillas y mesas de los puestos de comida y bebida ocupan demasiado espacio. "A mí no me dejan ni poner unas vallas pequeñas para hacer mi terraza más bonita y los del mercadillo pueden poner lo que quieran", se quejaba ayer Juan, propietario de un local de copas que tiene una terraza junto a la fuente de la plaza. A su alrededor habían instalado ayer un puesto de artesanía, un tiovivo, un columpio en forma de barco pirata. dos jaulas de gallinas y pavos y dos ponis que ofrecen paseos a los niños pequeños.

Asimismo, en la otra punta de la plaza, Eduardo, que posee un asador, criticó ayer que un puesto de comidas ponga mesas frente a su terraza. "No tengo por qué tener a nadie delante de mi restaurante", aseguró, y se quejó de que justo ante su local estuvieran los ponis de la feria medieval, que fueron trasladados al mediodía. "Han dejado esto lleno de moscas y huele fatal", criticó.