Una hora y diez minutos duró el pleno sobre el estado de la ciudad, la cuarta parte de lo que dura un pleno normal pese a que no se celebraba en Valencia desde hace 18 años. Es lo que sumaban los turnos de diez minutos de los portavoces y los 5 minutos de sus réplicas, porque, contrariamente a lo que ocurre en este tipo de debates, la alcaldesa Rita Barberá no intervino. Sólo abrió la boca para dar los turnos y levantar la sesión. El resto del tiempo estuvo manejando su móvil, como luego se encargaron de reprocharle en las redes sociales.

De hecho, su «ausencia» estuvo presente en todas las intervenciones y en las valoraciones posteriores. «Es insólito que la alcaldesa no participe», dijo el portavoz socialista Joan Calabuig, quien interpreta este silencio como una «falta de proyecto para Valencia y una falta de respuestas para esta nueva situación».

«Mientras se habla de la ciudad —comentó también el portavoz de Compromís, Joan Ribó—, ella estaba jugando con el teléfono como si fuera una adolescente. «Me parece indignante este comportamiento», añadió Ribó, quien lamentó que el pleno se pusiera en un puente para «esconderlo» a la opinión pública.

Por su parte, Amadeu Sanchis, portavoz de Esquerra Unida, lamentó que Rita Barberá delegara en su vicealcalde, Alfonso Grau. En su opinión, «tenemos una alcaldesa desaparecida y esperamos que en próximos debates no ocurra lo mismo. Lo que pasa en esta ciudad no pasa en ningún sitio», sentenció.

Nada de esto, sin embargo, inmutó al grupo popular, ninguno de cuyos primeros espadas habló de este asunto. Nadie esperó a la prensa al término de la sesión. Sólo Alfonso Grau hizo una referencia durante su turno de palabra para recordarle a Ribó que él mismo exigió tener toda la información de Valencia y advertirle que «si no conoce el estado de la ciudad, es preocupante».

Reproche por la falta de ideas

Ya en el debate, la oposición centró su discurso en tres ejes básicos ampliamente debatidos, por otra parte, en lo que va de legislatura: El crecimiento del paro en la ciudad por encima de la media y la obsesión con el pago a los bancos; la falta de reivindicación ante el Gobierno y la Generalitat Valenciana; y la falta de ideas para afrontar el futuro, extremos que, asumiendo un papel más de oposición que de Gobierno, negó Alfonso Grau, quien presentó una ciudad «preparada para afrontar el futuro con decisión y firmeza».

Es más, Grau reprochó a sus adversarios la falta de ideas. «No ha habido ni una sola propuesta», les dijo el vicealcalde, quien en algún momento pidió también que hablaran de Valencia y no de la política de Rajoy, lo que sonó como una renuncia a los principios del PP nacional.

Desde la oposición, sin embargo, argumentaron que en un debate de diez minutos no es posible hablar y consensuar propuestas, por lo que el portavoz socialista entregó a la alcaldesa un documento con 63 iniciativas y Compromís hizo lo propio con otras 21 ideas para la ciudad.

De las propuestas socialistas destaca un parque urbano de alta tecnología, un nuevo plan turístico, la regeneración integral de los barrios, un nuevo Plan E para Valencia, la oferta y rebaja de alquileres de vivienda pública y la suspensión de los recortes. En las ideas de Compromís, por su parte, destaca la paralización del nuevo Plan General de Ordenación Urbana, la peatonalización del centro de Valencia, ayudas a las familias desahuciadas o construir un único estadio para los dos equipos de fútbol de la ciudad. Este punto lo zanjó Amadeu Sanchis explicando que quien gobierna es el PP y no la oposición.